Una escena captada por integrantes de Sea Shepherd a bordo del ''Nisshin Maru'', según afirman integrantes de esa organización ecologista.
EFE/Sea ShepherdSIDNEY.- Una de las tripulantes del buque "Steve Irwin", parte de la flotilla de la organización ecologista Sea Shepherd que sigue la estela de las naves balleneras japonesas que operan en la Antártica, admite que "se le revolvió el estómago" al ver cetáceos muertos en la cubierta de los buques nipones.
Eva Hidalgo, en una entrevista con la agencia EFE, dijo que pudo observar por sí misma una escena sangrienta en el buque factoría "Nisshin Maru".
La joven barcelonesa, que forma parte del grupo de siete iberoamericanos que participan en la actual campaña, denominada "Operación Implacable", contra la caza de estos mamíferos, se encontraba a bordo de un helicóptero de la entidad que sobrevoló la embarcación cuando observó la escena.
Relató que pudo ver "ballenas muertas con restos de sangre e intestinos" en lo que parecía "un matadero flotante" en medio del "mar puro y salvaje".
Los cetáceos son "cortados en pedazos de cinco kilos", describió Hidalgo, quien se sorprendió con la rapidez con la que los que los tripulantes de los barcos del Instituto de Investigación de Cetáceos de Japón descuartizan a los mamíferos marinos.
"No es ciencia, es caza comercial", enfatizó la tripulante hispana.
Hidalgo, segunda encargada de cubierta del "Steve Irwin" y que ha participado desde 2010 en varias campañas de Sea Shepherd en la Antártida, dijo que sigue conmocionada al ver por primera vez ballenas muertas.
"Uno sabe que pasa y que (los activistas) hemos venido para pararlo, pero verlo delante de tus ojos te revuelve. Después de cuatro años me sigue tocando el hecho de ver una especie de matadero flotante", acotó.
Al mismo tiempo, se declaró entusiasta porque los buques de Sea Shepherd lograron, según dijo, expulsar a la flotilla japonesa de la zona protegida al principio de la campaña.
Muerte de ballenas Minke
La organización ecologista denunció el lunes la captura y muerte de por lo menos tres cetáceos Minke en el Santuario Ballenero Austral.
Japón captura ballenas desde 1987, amparado por el artículo VIII de la Convención de 1946 que permite la caza de ballenas con "fines científicos". No obstante, el programa ha generado críticas en todo el mundo y hasta una denuncia presentada por Australia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en la que afirma que el verdadero objetivo de la caza es comercial.
Activistas en el propio Japón han exhibido conservas y otros productos que se comercializan en ese país de Asia con carne de ballena en su interior.
Sea Shepherd patrulla los límites del santuario y sus activistas se muestran dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para evitar que los barcos nipones reanuden la temporada de capturas, que se prolonga hasta marzo.
Japón, en tanto, acusa a la entidad de actuar con violencia y recurrir a abordajes, sabotaje y lanzamiento de ácido corrosivo contra los tripulantes de sus buques.
