ADIS ABEBA, Etiopía.- El Gobierno y los rebeldes de Sudán del Sur firmaron este jueves un cese al fuego que se espera dará lugar a una pausa tras cinco semanas de guerra en la que han muerto miles de soldados y civiles.
El trato representa el primer avance concreto desde que los enfrentamientos políticos se volvieron violentos el 15 de diciembre, con batallas entre grupos étnicos. Pero inmediatamente surgieron dudas acerca de si todos los combatientes lo acatarán y durante cuánto tiempo.
El vocero militar del Gobierno, coronel Philip Aguer, advirtió que un grupo de rebeldes de la etnia nuer a la que pertenece el ex vicepresidente -miles de jóvenes armados conocidos como el "Ejército Blanco"- podrían no desear la paz.
"Riek Machar ha utilizado esa fuerza para combatir al SPLA (el Ejército sursudanés), así que deberemos esperar a ver qué sucede", dijo, añadiendo que "la guerra no le hace bien a nadie, sobre todo la guerra para imponer el poder de una posición política".
"Mueren civiles, gente inocente; para el pueblo de Sudán del Sur es bueno que haya paz", afirmó.
Nhail Deng Nhail, jefe del equipo negociador del gobierno, dijo que su bando teme que, puesto que muchos efectivos rebeldes son civiles que tomaron las armas, "podría ser difícil seguir el cese de fuego ya que no tienen disciplina militar".
En Washington, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, elogió el acuerdo -llamado formalmente un cese de hostilidades-, al que consideró un "paso inicial crucial para poner fin a la violencia" y llegar a una paz sustentable.
"Estados Unidos seguirá siendo un socio firme de aquellos que eligen el camino de la paz y hacen esfuerzos para tener un país más democrático y unido", apuntó el portavoz del Ejecutivo norteamericano.