Residentes de un campamento hacen filas en un edificio en ruinas para recibir alimentos.
EFELondres.- Las fuerzas del gobierno sirio utilizan la inanición como arma de guerra, denunció hoy la organización Amnistía Internacional (AI) en un informe en el que detalla las condiciones del cerco de un campamento de refugiados en las afueras de Damasco.
"Las fuerzas sirias están cometiendo crímenes de guerra utilizando la inanición de civiles como arma de guerra", dijo el director de Amnistía para Cercano Oriente, Philip Luther.
AI señaló que 128 personas han muerto de hambre desde que las fuerzas del régimen impusieron un bloqueo completo al campamento de refugiados de Yarmuk en julio.
"Los relatos desgarradores de las familias teniendo que recurrir a comer gatos y perros y los civiles atacados por francotiradores cuando iban a buscar comida se han convertido en detalles demasiado familiares de la historia de horror hecha realidad en Yarmuk", agregó Luther.
Unas 51 personas murieron por las malas condiciones médicas, según AI, citando información de la Cruz Roja palestina y grupos de Derechos Humanos.
El hospital principal del área, que realizó 600 operaciones un mes antes del cerco, opera ahora sin cirujanos cualificados o suministros médicos, dijeron trabajadores médicos a Amnistía, que cree que entre 17.000 y 20.000 civiles continúan en el campamento. De ellos, en torno al 60 por ciento sufre escasez de alimentos.
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) pudo llevar ayuda a mediados de enero y después a finales de febrero, pero tuvo que suspender las operaciones debido a los combates.
Las tropas del gobierno bombardearon repetidas veces instituciones como escuelas, hospitales y una mezquita. "El bombardeo de zonas muy pobladas donde los civiles no tienen posibilidad de huir muestra la actitud desconsiderada y un desprecio por los principios básicos de los Derechos Humanos reconocidos internacionalmente", destacó Luther.
La semana pasada el portavoz de la UNRWA Chris Gunness tuiteó una imagen de cientos de residentes del campamento haciendo cola en edificios en ruinas mientras esperaban la entrega de suministros. "Díganme que no soy el único indignado por esta escena en la capital de un Estado miembro de la ONU en el siglo XXI", escribió Gunness.
En enero, la Alta Comisaria para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, advirtió que la obstrucción a convoyes humanitarios que se dirigían a Yarmuk podría constituir un crimen de guerra.
Según la ONU, 240.000 personas viven bajo cerco en Siria, la mayoría en al región de Ghouta en los alrededores de Damasco, donde los rebeldes también cercaron pueblos controlados por el gobierno cera de Alepo.