WASHINGTON.- Doce días después de la misteriosa desaparición del avión comercial de Malaysian Airlines, se multiplican las teorías sobre lo que ocurrió el pasado 8 de marzo cuando se perdió toda pista del Boeing 777-200 que operaba en el vuelo MH370 de Kuala Lumpur a Beijing.
Los medios de comunicación de EE.UU. se han volcado con la intrigante historia del avión malasio, que consideran una auténtica "obsesión internacional", y cada día esgrimen nuevas hipótesis sobre las causas del suceso en base a información de fuentes anónimas de la investigación estadounidense.
La última teoría sale de la cadena NBC, que apunta que el avión cambió de dirección 12 minutos antes de que el copiloto Fariq Abdul Hamid se comunicara por última vez con el control en tierra y les dijera: "Está bien, buenas noches".
Sin embargo, por el momento la exhaustiva investigación que se está haciendo del piloto y de su segundo no ha revelado ninguna conexión terrorista o dato que explique por qué uno de ellos o ambos habrían saboteado la aeronave.
El paso de los días sin certezas y la multiplicación de las teorías dejan más preguntas que respuestas, puesto que algunas de las tesis contradicen otras y ninguna tiene suficiente base como para descartar el resto.
Al término de la semana pasada las informaciones parecían indicar que la desaparición del avión obedeció a un acto intencionado y alejaban las primeras hipótesis sobre un fallo mecánico.
Diversas hipótesis
Investigadores consultados por los medios de comunicación de referencia en Estados Unidos coincidían entonces en que alguien dentro del aparato desconectó a propósito las comunicaciones con tierra y en que el avión siguió volando al menos cinco horas después de que se le perdiera la pista.
El "New York Times" planteó el lunes que el cambio de rumbo pudo haberse hecho a través del sistema informático del avión, antes del despegue o durante el vuelo, y no manualmente, como se había contemplado hasta entonces.
Pero este martes una tesis mucho más simple volvió a ponerse sobre la mesa.
Los medios se hicieron eco de la teoría de un experimentado piloto canadiense, que sostiene que la causa del suceso fue un incendio eléctrico en el aparato.
Chris Goodfellow argumentó este martes en un comentario de la red social Google+ que la pérdida de toda comunicación con el aparato encaja perfectamente con que se produjera un incendio en el avión.
El piloto aduce que en esos casos la prioridad del piloto es resolver la emergencia antes que comunicar el fallo al control, puesto que desde tierra no hay ayuda posible. Esto explicaría en su opinión que nadie de la tripulación pidiera ayuda.
La tesis del fallo mecánico no se descarta completamente, sobre todo cuando ningún grupo terrorista ha reivindicado el acto ni se ha encontrado información determinante que indique por qué alguna de las 239 personas que iban a bordo habría saboteado el aparato y cómo tenía los conocimientos suficientes para ejecutar una acción tan compleja sin dejar rastro.
Menos credibilidad se le da a las teorías que apuntan a un acto suicida por parte del piloto, ya que según los expertos este tipo de acciones se producen pronto en el vuelo y no tantas horas después de haber despegado.
Tampoco se encuentra respuesta a por qué no se tiene noticia de ninguna comunicación por parte de los pasajeros o la tripulación con sus familiares en tierra a través de los teléfonos móviles, como si ocurrió en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, cuando las aeronaves volaban muy bajo.
Los expertos esgrimen que si el avión voló hasta superar el máximo permitido para ese aparato, como apuntan algunas informaciones, los teléfonos pudieron no funcionar debido a la altura.
Otra explicación es la que recoge este martes la cadena ABC, que apunta a que los pasajeros podrían no haber tenido tiempo de comunicarse con sus seres queridos antes de fallecer repentinamente debido a una fuerte despresurización del aparato.
Al mismo tiempo, ha trascendido que algunos de los teléfonos móviles de los pasajeros daban señal días después del suceso.
No obstante, los expertos en aviación que estos días ofrecen su punto de vista en las televisiones estadounidenses se han apresurado a descartar que el avión haya podido aterrizar en algún lugar sin ser visto, por muy recóndito que fuera el sitio escogido.
Asimismo, dejan claro que "no es realista" pensar que el avión pudo no sólo aterrizar a salvo y en secreto sino volver a despegar para perpetrar un futuro ataque, como señalaban algunas tesis recogidas por la cadena CNN.
Así las cosas, doce días después del suceso que ha conmocionado al mundo entero todas las teorías siguen sobre la mesa mientras crece la angustia de los seres queridos de las 239 personas que iban a bordo del avión malasio desaparecido el pasado 8 de marzo.