El Presidente de EE.UU. sigue advirtiendo a Moscú de las consecuencias que tendrá su apoyo a las milicias prorrusas en Ucrania.
APWASHINGTON.- El Presidente estadounidense, Barack Obama, urgió este lunes a su par ruso, Vladimir Putin, a que presione a los grupos prorrusos a deponer las armas en Ucrania, en medio de una escalada de las tensiones.
El Mandatario "manifestó su profunda preocupación en relación con el apoyo del gobierno ruso a las acciones de los separatistas armados prorrusos que amenazan con quebrantar y desestabilizar el gobierno de Ucrania", indicó la Casa Blanca en un comunicado.
Obama dijo "que todas las fuerzas irregulares en el país deben deponer las armas, y urgió al presidente Putin a utilizar su influencia con los grupos prorrusos armados para convencerlos de que abandonen los edificios que han tomado", dijo en el comunicado.
En una llamada telefónica solicitada por Moscú, el jefe de Estado enfatizó además "la importancia de que Rusia retire sus tropas de la frontera con Ucrania a fin de disminuir las tensiones", y agregó que pese a "la retórica" de las autoridades rusas "el gobierno de Ucrania ha dado muestras de una contención considerable".
"Coste para Rusia aumentará"
Obama estimó que "el aislamiento creciente de Rusia en el escenario político y económico es el resultado de sus acciones en Ucrania y señaló que el coste que Rusia ya sufría aumentaría ciertamente si continuaba" por ese camino.
Más temprano, el Kremlin declaró que "en respuesta a las preocupaciones expresadas por el presidente estadounidense respecto a una presunta injerencia rusa en el sureste de Ucrania, el presidente ruso recalcó que dichas especulaciones se basaban en informaciones infundadas".
Una reunión cuatripartirta entre Rusia, Estados Unidos, Ucrania y la Unión Europea se llevará a cabo en Ginebra este jueves.
La crisis en esa zona del mundo sigue recrudeciendo con la acción de las milicias prorrusas que la semana pasada ocuparon sedes gubernamentales en varias ciudades del oriente de Ucrania, entre ellas Jarkov (Jarkiv en ucraniano).
Dirigentes de los grupos rusohablantes solicitaron la realización de un referéndum y piden la "federalización" del país, siguiendo un libreto que calca lo ocurrido en la península de Crimea, que ahora de facto se unió a Moscú.
La crisis detonó luego de las masivas protestas que comenzaron en noviembre del año pasado contra el gobierno del ex Presidente Víktor Yanukóvich, prorruso, quien suspendió la firma del acuerdo de asociación y de libre comercio con la Unión Europea (UE), lo que enfureció tanto a los partidarios de una mayor cercanía con Europa como a los nacionalistas ucranianos.
Las manifestaciones concluyeron con la huida del ex jefe de Estado, quien se refugió en Rusia, y derivó en la secesión de Crimea y de la ciudad de Sebastopol, sede de la Flota Rusa del Mar Negro, ambas mayoritariamente habitadas por rusohablantes.