SANTIAGO.- Dos íconos de la Iglesia Católica del siglo XX se convertirán en santos este domingo, en una doble canonización que ha generado alegría entre los más de 1.000 millones de fieles que hay en el mundo pero también voces disidentes.
Se trata de Juan XXIII, que reinó entre 1958 y 1963 y convocó al modernizador Concilio Vaticano Segundo, y Juan Pablo II, que lideró la Iglesia Católica por 27 años antes de su muerte en 2005 y cuyos viajes alrededor del mundo lo convirtieron en el Pontífice más popular de la historia.
A Carol Wojtyla se le atribuyen cientos de milagros, aunque para su beatificación en 2011 fue imprescindible el caso de la monja francesa Marie Simon Pierre, aquejada de parkinson, la misma enfermedad que padecía el pontífice polaco.
Según el relato de la religiosa, en 2005 la enfermedad empezó a empeorar al grado de no poder mover la parte izquierda de su cuerpo, no podía escribir, ni podía manejar trayectos largos. En ese momento se encomendó a Juan Pablo II.
En ese momento vino su curación, que de acuerdo con los médicos externos convocados por el Vaticano, "carece de toda explicación científica".
Al Papa italiano, en tanto, se le adjudicó en 2000 la curación de la religiosa italiana Caterina Capitani, que estuvo a punto de morir por una perforación gástrica hemorrágica con fístula externa y peritonitis aguda. Según ella, tras encomendársele, consiguió sobrevivir.
El informe de la Congregación para las Causas de los Santos indica que el 22 de mayo de 1966 las hermanas de la religiosa le colocaron una imagen del fallecido Pontífice en el estómago y que a los pocos minutos la religiosa se recuperó y pidió de comer.
Según relata ACI Prensa, durante su testimonio, la hermana Capitani relató que Juan XXIII se sentó al pie de su cama y le aseguró que su plegaria había sido escuchada en el cielo, mientras que los médicos que la atendían le practicaron una radiografía al estómago y comprobaron la desaparición completa de la enfermedad.
Con la asignación de estos milagros, Juan XXIII y Juan Pablo II subieron oficialmente a los altares como beatos de la Iglesia católica, el primero en 2000 y el segundo en 2011.
Pero aún debían afrontar el paso definitivo para la culminación de este complejo proceso.
Se trata de la canonización o proclamación como santos, para la cual se requiere un nuevo milagro que debe producirse después de su nombramiento como beatos.
Es aquí donde se da otra de las particularidades que han caracterizado la causa de Angelo Roncalli y Wojtyla.
Y es que, en el caso del italiano, el Papa Francisco, en 2013, decidió decretar su santidad, a pesar de que aún no se había certificado ese segundo milagro.
El ex director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, explicó que "un milagro es una visión teológica de la Iglesia, la prueba, la demostración del poder de intercesión y la confirmación, por parte de Dios, de la santidad de una persona, pero no es un dogma de fe que de alguna manera sea necesario".
Recordó que "por ejemplo, los mártires son beatificados sin milagro alguno, lo que quiere decir que los milagros por tradición y teología se dan comúnmente pedidos, pero no es una necesidad absoluta".
En el caso de Juan Pablo II, en cambio, la Iglesia estableció que intercedió en la curación de una mujer costarricense en 2011 aquejada de un grave aneurisma cerebral por el que los médicos le habían dado solo un mes de vida. Días después, el coágulo del cerebro se disolvió sin tratamiento alguno.
Esta mujer, Floribeth Mora Díaz, que participará en la ceremonia de este 27 de abril, aseguró que escuchó la voz del pontífice polaco diciéndole "Levántate, no tengas miedo" cuando se encontraba hospitalizada y que, tras estas palabras, comenzó su curación, inexplicable para la ciencia.
Proceso no exento de críticas
Si bien el Papa polaco es considerado una figura clave que ayudó a poner fin a la Guerra Fría y protagonizar una intensa lucha contra el comunismo en Polonia, sus críticos han cuestionado el accionar de Juan Pablo II cuando comenzaron a salir a la luz los escándalos de abuso sexual que han minado la autoridad moral de los líderes de la Iglesia.
Específicamente, han presionado al Vaticano argumentando que Juan Pablo II sabía sobre los abusos sexuales cometidos por Marcial Maciel, fundador mexicano de Los Legionarios de Cristo.
Los defensores de Juan Pablo II han dicho que sus colaboradores conocían las acusaciones pero mantuvieron mucha información alejada del pontífice.
En 2006 el sucesor de Juan Pablo, Benedicto XVI le prohibió a Maciel ejercer el sacerdocio, cuando el Vaticano debió admitir que las acusaciones levantadas durante décadas eran ciertas.
Además, algunos sectores de la iglesia consideran que es demasiado pronto para canonizarlo y que no ha dado el tiempo suficiente para hacer un balance objetivo sobre el papel que Juan Pablo II jugó en las últimas décadas.