Manifestantes enarbolan imágenes de detenidos desaparecidos durante una marcha en Sao Paulo.
EFE (archivo)RÍO DE JANEIRO.- El coronel (R) del Ejército brasileño Paulo Malhaes, quien generó conmoción al admitir hace un mes que había participado en torturas durante los regímenes militares en ese país (1964-1985), fue encontrado muerto este viernes en su residencia situada en un suburbio de Río de Janeiro.
Malhaes, quien tenía 76 años, fue el primer militar en hacer una confesión de ese tipo.
Tras el homicidio, un portavoz policial confirmó que "el relevamiento de la escena del crimen ya se hizo y se interrogó a su esposa y a un empleado doméstico".
Según datos de la investigación, tres hombres, uno de ellos encapuchado, entraron el jueves en la noche a la casa del ex oficial, ubicada en Nova Iguaçu, al norte de Río.
Los individuos tomaron como rehenes al ex militar, a su esposa y a un empleado y los encerraron en habitaciones separadas. Antes de escapar asesinaron a Malhaes con las armas que la víctima coleccionaba.
Autoridades a cargo del caso no reportaron haber encontrado alguna herida de bala en el cuerpo del oficial en retiro.
El Club Militar, una asociación que agrupa a ex oficiales retirados, señaló que no se pronunciará sobre el homicidio hasta que se conozcan más detalles sobre las circunstancias del hecho.
Crueles abusos
Malhaes había admitido que torturó a opositores al régimen militar en un centro clandestino llamado "La casa de la Muerte" en Petrópolis, en la sierra del estado de Río de Janeiro.
Durante su crudo testimonio reveló que los efectivos involucrados en estas acciones arrancaban la dentadura a sus víctimas la dentadura y les cortaban los dedos, para que sus cadáveres no pudieran ser identificados.
También entregó su versión sobre la desaparición del cuerpo del diputado federal Rubens Paiva en 1971. Los restos del legislador nunca fueron hallados.
La Comisión Nacional de la Verdad (CNV) fue lanzada en mayo de 2012 por la Presidenta Dilma Rousseff -ella misma víctima de torturas en su país-. El trabajo de la instancia debería concluir en diciembre próximo.
Brasil es el único país de América Latina que nunca ha juzgado las violaciones a los derechos humanos durante los regímenes militares, debido a una ley de amnistía vigente. Hasta el momento son reconocidos oficialmente 400 muertos y desaparecidos y 20.000 personas torturadas.