Las protestas no terminan en Venezuela.
EFE
CARACAS.- Opositores venezolanos convocaron el viernes a nuevas protestas para reavivar la presión sobre el presidente socialista Nicolás Maduro, después que el gobierno arrestó a cientos de activistas en un intento por acabar con tres meses de manifestaciones.
Al menos 42 personas han muerto desde mediados de febrero, cuando empezaron las protestas por el deterioro de la economía y la inseguridad en la nación petrolera. El último, fue un policía baleado el jueves durante un enfrentamiento con opositores.
"La protesta no debe y no va a parar hasta que en Venezuela haya libertad, democracia y soberanía", dijo Miguel Barreto, un ejecutivo que faltó a su trabajo para levantar una barricada con basura y palos en una calle de una zona acomodada de Caracas.
En las principales ciudades del país, cientos de personas volvieron a las calles sin que se reportaran desórdenes.
El sábado, estudiantes acompañados por las madres de los muertos en las protestas marcharán en Caracas. Y el lunes los opositores conmemorarán tres meses de los primeros caídos en las manifestaciones contra Maduro.
Pero en la polarizada nación petrolera, grandes zonas de la capital estaban en calma. Hartos de los bloqueos de calles que complicaron aún más el tráfico de Caracas, vecinos y barrenderos removían los restos de vidrios y basura de las barricadas.
Al otro lado de la capital, militantes del partido Tupamaro, que apoya al presidente Maduro, marcharon el viernes para acusar a la oposición de promover una invasión de Estados Unidos.
"Rechazamos rotundamente la intromisión del Departamento de Estado del Gobierno del señor (Barack) Obama en nuestro país", dijo José Pinto, el jefe del partido izquierdista, rodeado de centenares de militantes con banderas rojas y negras.
Maduro acusa a la oposición de querer provocar un golpe de Estado con ayuda extranjera, como el sufrido en el 2002 por el entonces presidente Hugo Chávez.
Miles de venezolanos han salido a las calles desde principios de febrero para protestar contra el presidente, al que señalan como el culpable de la inflación cercana al 60 por ciento anual, la escasez de bienes básicos como la leche y la delincuencia que convirtió a Venezuela -según la ONU- en el segundo país más violento del planeta.
Sin embargo, las manifestaciones no parecen hacer peligrar al gobierno del mayor exportador de crudo de Sudamérica.
Las protestas han ido perdiendo intensidad, con marchas esporádicas y pequeños grupos de jóvenes enfrentándose a la policía antimotines con piedras y bombas molotov.
A pesar de ello han erosionado la popularidad de Maduro, cuya aprobación cayó a un 37 por ciento, según un reciente sondeo privado, su peor nivel desde que asumió la presidencia a mediados de abril tras la muerte de Chávez por cáncer.
Los problemas que llevaron a los venezolanos a salir a las calles siguen latentes, por lo que analistas no ven una pronta solución del conflicto.
De hecho, algunos estudiantes prometieron volver a levantar los campamentos arrasados por la Guardia Nacional Bolivariana en la madrugada del jueves, calificados por el Gobierno como "focos de delincuencia" donde planeaban una "insurrección".
"Estamos tratando de reagruparnos y, tenlo por seguro, volveremos a instalar el campamento y seguiremos protestando", dijo José Manuel Pérez, un estudiante universitario.