AFP
CURITIBA.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue recibida este viernes por un grupo de personas que protestaban contra la realización del Mundial de fútbol que comienza el mes que viene al arribar al estadio Arena da Baixada, en la sureña ciudad de Curitiba, que recibirá cuatro partidos durante la cita.
Según consignan medios locales, unas 30 personas, en su mayoría integrantes del sindicato de profesores y funcionarios de universidades federales del estado de Paraná (Sinditest), aguardaron a la mandataria para manifestar su disconformidad con los gastos invertidos en el Mundial, en desmedro, a su entender, de salud y educación.
"Menos Copa y más salud", rezaban algunos carteles portados por los sindicalistas, cuyo sector está en huelga desde marzo pasado en demanda de mejoras salariales y contra la privatización de los hospitales universitarios.
"El gobierno habla de limitaciones en el presupuesto, como siempre. Mientras tanto, para construir un estadio 'faraónico' como este, consiguen dinero de la noche a la mañana", criticó la presidenta del sindicato, Carla Cobalchini.
El nuevo estadio, que estuvo a punto de quedar fuera del Mundial debido a los atrasos en las obras, y que aun no está terminado, pertenece al club Atlético Paranaense, pero su construcción fue financiada por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y por el gobierno de Paraná.
Según el portal del diario "Folha de Sao Paulo", del total de 330 millones de reales (unos 146,6 millones de dólares) que costó la obra, cerca del 88 por ciento fue obtenido a través de préstamos.
Un funcionario de la Presidencia, dijo Cobalchini, intentó disuadir a los manifestantes para que interrumpieran la protesta antes de que llegara Rousseff, prometiéndoles interceder ante el Ministerio de Planificación con el objetivo de buscar soluciones a sus demandas.
No obstante, el grupo decidió permanecer en el lugar y hacerse escuchar, con cornetas y cánticos, mientras Rousseff visitó el estadio.
Durante la visita, la presidenta recibió de regalo una camiseta del Paranaense y se sacó fotos con los obreros que trabajaron en la construcción del estadio.
El jueves, la presidenta también enfrentó una protesta anti-Mundial al visitar el estadio que recibirá el partido de apertura del Mundial, el Arena Corinthians, en Sao Paulo.
En total fueron tres las marchas realizadas en diversos puntos de la metrópolis por el Frente de Resistencia Urbana, el cual reúne organizaciones que luchan por viviendas populares. Las tres manifestaciones culminaron con la ocupación de los edificios de las principales constructoras responsables de las obras en estadios mundialistas -Odebrecht, OAS y Andrade Gutierrez-.
Ante la presión ejercida por las acciones, antes de entrar al estadio de Sao Paulo, que también está sin terminar, Rousseff accedió a reunirse con líderes del movimiento, quienes pretenden ser contemplados por el programa gubernamental "Mi Casa, Mi Vida", que financia viviendas a sectores desfavorecidos.
También Río de Janeiro, sede de la final del certamen el 13 de julio, fue escenario el jueves de actos de protesta, en este caso protagonizados por trabajadores vinculados al transporte, quienes realizaron una huelga de 24 horas y sumieron a la ciudad en el caos y dañaron casi 500 autobuses.
La escalada de protestas en las vísperas del Mundial, que comienza en exactos 34 días, también alcanzó otras ciudades sedes del Mundial, como Belo Horizonte y Salvador de Bahía, que también vivieron horas de intensas movilizaciones el jueves.
