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Santiago: Sábado 31 de agosto del 2024 | Actualizado 20:25
Opositores a la pena de muerte realizan una manifestación en Missouri. El cartel azul reza ''No en mi nombre''.
APWASHINGTON.- En un nuevo capítulo de la polémica desencadenada en Estados Unidos en torno a las ejecuciones mediante inyecciones letales, un tribunal de ese país decidió suspender la aplicación de la pena de muerte a un recluso debido al riesgo de "intolerable sufrimiento" debido a esa práctica.
La determinación fue adoptada por una corte de apelación este martes, tres semanas después de la larga agonía que experimentó otro condenado a muerte en Oklahoma y que despertó indignación en EE.UU.
Russell Bucklew había sido sentenciado a la máxima pena por el asesinato de un rival amoroso y la violación de su ex novia. Debía ser ejecutado a la 00:00 hora local del miércoles.
No obstante, sus abogados alegaron en su favor dudas en torno a la procedencia de los barbitúricos que son empleados en este tipo de acciones.
El fiscal general de Misuri, Chris Koster, solicitó a la corte reconsiderar la suspensión.
Bucklew, quien sufre de tumores vasculares en el cuello, causó una espectacular polémica la semana pasada al alegar que el cóctel letal utilizado en Missouri le causaría enormes sufrimientos, lo que transgrede las normas legales vigentes.
El reo incluso pidió formalmente que su ejecución sea filmada, para que sea utilizada como evidencia de su padecimiento en el momento de su muerte.
Seis horas antes de la ejecución la corte de apelación concluyó que existía "una considerable probabilidad de que Bucklew gane el pleito sobre el hecho que el procedimiento actual de ejecución presenta un 'riesgo objetivamente intolerable de sufrimiento'".
El 29 de abril, Clayton Lockett experimentó una cruenta agonía que se extendió por 43 minutos durante la aplicación de la sentencia de muerte en su contra en Oklahoma. El hecho reavivó la batalla entre partidarios y opositores dee la pena capital en Estados Unidos y despertó fuertes críticas, incluso de la Casa Blanca.
Las drogas utilizadas en el procedimiento nunca habían sido probadas. Habitualmente, los condenados mueren 10 minutos después de la inyección.
