BANGKOK.- El Ejército de Tailandia tomó hoy el poder en un golpe de Estado tras fallar su mediación para acabar con la crisis política y las protestas antigubernamentales que han causado 28 muertos y cientos de heridos desde el pasado noviembre.
"En el interés de la ley y el orden, asumimos los poderes. Por favor, permanezcan en calma y continúen con sus quehaceres diarios", dijo el jefe del Ejército tailandés, Prayuth Chan-Ocha, al anunciar el golpe de Estado en directo por la televisión.
Prayuth, que dos días antes había declarado la ley marcial en el país, decidió tomar el poder después de considerar fallida una reunión en la que participaban miembros del Ejecutivo interino y opositores, la segunda en dos días sin que se alcanzasen resultados.
Los militares, que han declarado el toque de queda nocturno y han suspendido la emisión de radio y televisión nacionales e internacionales, se llevaron en furgones del Ejército a la mayoría de los participantes.
Entre los retenidos se encontraba el ministro de Justicia, Chaikasem Nitisiri, y varios viceministros, así como representantes de los principales partidos políticos y los líderes de los manifestantes pro y antigubernamentales. Aún se desconoce el paradero del primer ministro interino, Niwattumrong Boonsongpaisan.
Prayuth explicó que la decisión de asumir todos los poderes pretende impedir más muertes y una escalada del conflicto entre detractores y simpatizantes del Gobierno.
El toque de queda, que entra en vigor esta noche, se aplicará desde las 22:00 horas locales hasta las 05:00 de la madrugada.
Poco después de anunciarse el golpe y declararse el toque de queda, los soldados empezaron a desalojar los campamentos de manifestantes pro y antigubernamentales en Bangkok y suspendieron temporalmente la Constitución
Además, el Ejército suspendió la señal de las emisoras de radio y canales de televisión -incluidos internacionales como la BBC o CNN- que han sido limitados a emitir los comunicados de los golpistas, al tiempo que prohibieron las asambleas de más de cinco personas.
Los centros comerciales y los sistemas de metro cerraron antes de tiempo, lo que no ha evitado que muchos ciudadanos se tomaran "selfies" con soldados armados con fusiles M16.
Los manifestantes antigubernamentales exigen una reforma del sistema político, que consideran corrupto, y proponen la creación de un consejo no electo para que lleve a cabo los cambios antes de celebrar nuevas elecciones.
Según Kan Yuenyong, director ejecutivo de la ONG Siam Intelligence Unit, los sectores "conservadores" cercanos al Ejército y los manifestantes antigubernamentales pretenden, en última instancia, instalar una "democracia guiada" al estilo del régimen de Suharto en Indonesia.
"Su propósito puede ser instalar un sistema parlamentario en el que sólo el 50 por ciento de los escaños sean elegidos en las urnas, de esta forma se garantizarán el poder a pesar del resultado de las elecciones", indicó a Efe el experto tailandés.
"El Ejército es un actor bastante independiente en un país en el que hay poca resistencia a la supremacía de los militares. Han creado un clima de miedo y ahora pueden querer influir en la agenda política", agregó.