La imagen muestra esporas o células vegetativas de ántrax, que causan el carbunco al llegar a los pulmones.
AP/Anthrax Vaccine Immunization ProgramCHICAGO.- Autoridades sanitarias de EE.UU. confirmaron que el número de trabajadores que habrían resultado expuestos a un patógeno letal desde un laboratorio especializado asciende a 84, mientras indagan las causas del hecho.
El incidente, que habría liberado microorganismos que causan carbunco, se originó en instalaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) situadas en Atlanta y que se dedicaban a la prevención del terrorismo biológico.
La posible fisura en las normas de seguridad sanitaria dio pie a nuevos cuestionamientos en ese país sobre la forma en que las insitituciones de salud alrededor del mundo realizan investigaciones de microorganismos altamente letales.
Previamente, los CDC habían evaluado en 75 el número de personas expuestas.
Hasta este viernes, 32 trabajadores recibían tratamiento con el poderoso antibiótico ciprofloxacina (Cipro) y 20 con doxiciclina, precisó Benjamin Haynes, encargado de prensa de los CDC.
Al menos 27 operarios recibieron la vacuna contra el carbunco o ántrax maligno para prevenir la infección.
Hasta este viernes no se había reportado ningún caso de carbunco, pero la agencia teme que el número de expuestos se eleve.
La Casa Blanca señaló este viernes que el Presidente Barack Obama fue informado por su asesora de contraterrorismo, Lisa Monaco, sobre la brecha de seguridad sanitaria. Legisladores estadounidenses evalúan convocar audiencias para que los CDC rindan cuentas sobre la situación.
No es la primera vez que los CDC ya han estado bajo un fuerte escrutinio por brechas de seguridad y fallas mecánicas ocurridas en algunos de sus laboratorios.
La "fuga" del microorganismo fue confirmada el jueves por Paul Meechan, director de la oficina de cumplimiento de estándares de seguridad de los CDC, a la agencia Reuters. El hecho se registró el 13 de junio.
El carbunco es una enfermedad pulmonar mortal ocasionada por el contagio con esporas o formas vegetativas de la bacteria del ántrax.
Estos microorganismos han sido probados como agentes de guerra biológica y constituyen una de las principales amenazas relacionadas con el bioterrorismo.