El productor Masami Yoshizawa muestra las extrañas manchas extendidas en el cuerpo de una de las reses.
NYTTOKIO.- Ganaderos de la zona de Fukushima protagonizaron una protesta en Tokio a la que llevaron a varios de sus animales, que mostraban extrañas manchas en la piel, para pedir mayor ayuda del Gobierno frente a la difícil situación que enfrentan.
Los manifestantes se concentraron frente a la sede del ministerio de Agricultura, donde instalaron a las reses.
Los animales exhiben gran cantidad de pequeñas manchas blancas distribuidas en casi todo el cuerpo.
Los ganaderos viajaron a la capital nipona desde Fukushima junto a un camión en el que transportaron a los bueyes. Al tratar de hacer descender a los vacunos, la policía forcejeó con los líderes de la protesta, Masami Yoshizawa y Naoto Matsumura, y lograron evitar que ambos bajaran un buey del camión tras ordenarles que se detuvieran, bajo el argumento de que su acto "era peligroso", afirma el diario "Yomiuri".
Ganado abandonado
La reacción policial se debió a que está vigente la prohibición de transportar ganado fuera de la zona de exclusión de 20 kilómetros decretada por la autoridades en torno a la destruida central Fukushima Daiichi, por motivos de seguridad.
"Durante 40 años la prefectura de Fukushima ha enviado electricidad a Tokio, y ahora nos han abandonado", afirmó Yoshizawa durante la movilización, que atrajo la atención de numerosos medios de comunicación.
Desde el accidente nuclear ocurrido hace más de tres años, Yoshizawa y Matsumura permanecieron dentro de la zona de exclusión para cuidar unas 600 cabezas de ganado de sus instalaciones y de otras granjas abandonadas.
"El ganado y las personas de estas zonas todavía viven, no podemos permanecer en silencio", denunciaron los dirigentes. Ambos presentaron una demanda escrita ante el ministerio para reclamar que se investigue la enfermedad que afecta a sus reses.
"El Gobierno dice que no sabe qué causa estas manchas, pero tienen que hacer más para averiguarlo", señaló Yoshizawa.
La central de Fukushima Daiichi se convirtió en el epicentro de la segunda peor crisis nuclear de la historia, después del accidente en la planta ucraniana de Chernóbil en 1986.
Unos 50.000 residentes de los municipios más cercanos a la planta nuclear todavía no pueden regresar a sus hogares debido al riesgo radiactivo, que también ha afectado a la agricultura y la pesca locales.