BRUSELAS.- El ministro holandés de Asuntos Exteriores, Frans Timmermans, está de nuevo en Kiev para proseguir las negociaciones con el Gobierno de Ucrania para que un equipo de expertos forenses holandeses y australianos accedan al área donde cayó el vuelo MH17 estrellado hace 11 días.
Timmermans, junto a su par australiana Julie Bishop, tienen previstas varias reuniones con las autoridades de Ucrania para abordar la posibilidad de que haya una misión policial internacional que investigue y recupere los restos del avión derribado el 17 de julio y que transportaba a 298 personas, de las que 193 eran neerlandesas.
El Parlamento (Rada) ucraniano prevé reunirse este martes para tratar sobre la autorización de esa misión propuesta por Holanda y Australia, los países que más personas han perdido en ese siniestro.
El Gobierno holandés envió ya la semana pasada a la zona a 63 policías y militares no armados para cooperar en las tareas de recuperación de los restos de las víctimas que aún quedan en la zona.
Si la Rada ucraniana autoriza el despliegue de esa misión internacional, Holanda enviará a la zona varias decenas más de policías militares y nacionales, así como de expertos forenses, al igual que Australia, que ya informó que hay 50 policías más en la reserva, y Malasia, de otros 68.
La actual misión de repatriación neerlandesa en Ucrania está dirigida por Pieter Jaap Aalbersberg, y la australiana por Angus Houston, indicaron fuentes oficiales holandesas, que señalaron que ese operativo se dará por finalizado en tres semanas.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, admitió el domingo en declaraciones a la prensa que su idea inicial de que una misión militar lidere en la zona del siniestro las investigaciones "no es realista" por problemas de seguridad.
Rutte reiteró que ante el aumento de los enfrentamientos entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos, el despliegue de una misión internacional militar no les ayudaría a lograr su "prioridad, que es repatriar los restos de las víctimas que quedan lo antes posible".
Asimismo explicó que tras analizar el asunto con otros países, el Gobierno neerlandés consideró que una misión de ese tipo "entrañaría un riesgo real" de involucrarles "directamente en el conflicto en Ucrania, y éste tendría una dimensión internacional, que solo aumentaría la tensión de la situación".