DAEJEON- El Papa Francisco recibió una apasionada bienvenida en su primera misa pública en el marco de su viaje de cinco días a Corea del Sur, celebrada al aire libre en el estadio de Daejeon, en la que llamó a los surcoreanos rechazar el materialismo y "modelos económicos inhumanos".
Durante la homilía en el "Purple Arena" de Daejeon, a unos 140 kilómetros al sur de la capital Seúl, el Pontífice condenó el "materialismo" y el "espíritu de competitividad desenfrenada", ofreciendo la palabra de Dios como "el antídoto al espíritu de desesperanza que parece crecer como un cáncer en las sociedades aparentemente prósperas, que sin embargo experimentan con frecuencia tristeza interna y vacío".
Corea del Sur es una de las economías de más rápido desarrollo en Asia, pero su sociedad enfrenta una creciente desigualdad, una fiera competitividad impulsada desde la educación y tiene la mayor tasa de suicidios entre las naciones desarrolladas.
La misa coincidió con el día que se celebra la Asunción de la virgen María, una de las principales festividades del calendario católico, que coincide con el Día de la Liberación coreana. "Que los cristianos de esta nación sean una fuerza generosa para la renovación espiritual en todos los niveles de la sociedad", deseó Francisco.
El estadio tiene capacidad para 40.000 personas, pero muchas más siguieron la misa por las pantallas de televisión instaladas fuera del recinto y construido para el Mundial de fútbol de 2002.
El Santo padre entró en el estadio en su papamóvil abierto por la parte de arriba, parando varias veces por el camino e incluso saliendo del automóvil en una ocasión para saludar a los fieles. En su recorrido, se le voló el solideo, el característico gorro de tela que cubre la coronilla.
La multitud, que le esperaba a su paso, gritaba "Viva il papa" (Viva el papa, en italiano), hacía la ola y desplegó una pancarta gigante en su honor. Muchos llevaban pañuelos, sombreros y camisetas con una caricatura de un sonriente papa Francisco.
La gente comenzó a llenar el estadio desde primera hora de la mañana, rezando, cantando y estuchando las actuaciones de Insooni, un famoso cantante local de R&B, y de la soprano Sumi JO durante la espera.
"Lo respeto mucho como persona. Es abierto a todo tipo de personas y acoge a todos", dijo Kim Tae-hee, una empleada financiera de 26 años de Seúl que se declara católica pero no activamente practicante.
Los católicos representan poco más del 10% de la población de Corea del Sur, de 50 millones de habitantes, pero su cifra ha crecido fuertemente en las últimas décadas, desde 1,3 millones en 1980 a 5,4 millones en 2013.
Palabras de consuelo
El Papa también ofreció palabras de consuelo para los familiares de las víctimas del ferry "Sewol", en cuyo hundimiento en abril murieron más de 300 personas, antes de la misa. Durante el rezo del µngelus tras la homilía, añadió: "Que este trágico evento que ha traído el dolor a los surcoreanos confirme su compromiso con la cooperación en solidaridad por el bien común".
Tras la homilía, el Papa almorzará con jóvenes católicos y visitará el santuario Solmoe, lugar de nacimiento del patrono de Corea, Andrew Kim Taegon, donde el sumo pontífice dará un discurso y se reunirá con más jóvenes.
El Francisco regresará por la noche a Seúl y el sábado tiene previsto celebrar una beatificación masiva de 124 mártires coreanos de los siglos XVIII y XIX, a la que se espera que asistan cientos de miles de personas.
El programa de su visita, que finaliza el lunes, incluye la participación en el festival de la juventud, una misa multitudinaria consagrada a la paz y reconciliación entre Corea del Sur y Corea del Norte, así como encuentros con esclavas sexuales explotadas por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
El argentino Jorge Mario Bergoglio llegó el jueves a Corea del Sur en la primera visita de un papa al país en los últimos 25 años.