Manifestantes circulan por la autopista Panamericana en Buenos Aires. Esta es una de las cuantas protestas callejeras.
AFPBUENOS AIRES.- La segunda huelga general en menos de cincos meses convocada por las centrales sindicales opositoras en Argentina, comenzó este jueves con acatamiento dispar y varias protestas callejeras.
La huelga fue organizada por dos fracciones opositoras de la Confederación General del Trabajo (CGT), lideradas por Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, y la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), disidente contra las suspensiones y despidos y en reclamo de mejores salarios y cambios en el impuesto a las ganancias que afecta a los trabajadores.
La paralización del servicio ferroviario y de la mayoría de las líneas de subterráneo, junto con los piquetes de agrupaciones de izquierda y de trabajadores en los accesos a las principales ciudades en contra del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner mermaron la actividad.
En tanto, fueron cancelados numerosos vuelos domésticos e internacionales en las primeras horas del día.
También adhirieron a la huelga trabajadores bancarios, portuarios, expendedores de combustibles, el transporte de cargas, de caudales, y la recolección de residuos. Por su parte, el acatamiento es parcial en los sectores de educación, salud y la justicia.
En cambio, el transporte en ómnibus circula con normalidad, por lo que los trabajadores que no acataron el paro pudieron trasladarse a sus lugares de empleo, aunque en las primeras horas del día se notó un movimiento menor de gente en las calles.
La Unión Tranviaria Automotor (UTA), que en la última huelga convocada por las centrales obreras opositoras del 10 de abril se había plegado y colaboró en paralizar casi totalmente la actividad en todo el país, esta vez no se sumó a la protesta sindical pese a que dijo compartir los reclamos.
El jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, minimizó el impacto de la huelga. "El 75 por ciento de los trabajadores manifestó su voluntad de trabajar hoy", afirmó.
"Hay 20 gremios, que cuentan con 30.000 afiliados, que efectivamente no adhieren y sólo ocho que manifestaron su adhesión" a la medida de fuerza que se desarrolla hoy en todo el país.
Capitanich aseveró que a las centrales obreras opositoras "no les importan las políticas distributivas", al destacar que el impuesto a las ganancias tiene un carácter "redistributivo". "Que no oculten ese debate. Los que más enfáticamente se quejan son esos sindicatos que tienen los trabajadores de mayores niveles de ingreso", afirmó.
El dirigente ferroviario Rubén Sobrero alertó en tanto que si el gobierno no da respuesta a los reclamos, los sindicatos evalúan "48 horas de huelga en septiembre".