Serguei Lavrov.
APMOSCÚ.- El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, advirtió que las pretensiones de la OTAN en Ucrania amenazan con frustrar las conversaciones de paz para la región oriental del territorio ucraniano.
Rusia y Ucrania dijeron el miércoles que trabajaban en un acuerdo para poner fin a la lucha que ha durado meses en el este ucraniano.
El presidente ruso Vladimir Putin planteó un plan de siete puntos para poner fin a las hostilidades y expresó esperanza de un avance en las conversaciones del viernes en Minsk, Bielorrusia.
Sin embargo, Lavrov dijo este jueves por televisión que las declaraciones de funcionarios de alto rango en Kiev de que Ucrania buscará su integración en la OTAN son un "intento descarado para frustrar todos los esfuerzos" en pos de una solución pacífica en Ucrania.
Los gobernantes de los países de la OTAN se reúnen esta semana en una cumbre en Gales. Mientras se reunían el jueves en la mañana, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, acusó a Rusia de persistir en su intromisión en Ucrania a pesar del plan de paz proclamado por Putin.
"Lo que cuenta es lo que ocurre en verdad en el terreno", dijo Rasmussen. "Y todavía somos testigos, por desgracia, de la participación rusa en la desestabilización de la situación en el este de Ucrania. Así que continuamos exhortando a Rusia que retire a sus efectivos de las fronteras ucranianas, pare el tránsito de armas y combatientes hacia Ucrania, detenga el apoyo a los combatientes armados en Ucrania y emprenda un proceso político constructivo. Esto sería un esfuerzo genuino para facilitar una solución pacífica a la crisis en Ucrania", agregó.
Desde mediados de abril, los separatistas prorrusos combaten a los efectivos del gobierno en el este de Ucrania en un conflicto que, según la ONU, ha dejado unos 2.600 muertos.
Los rebeldes han logrado en las últimas dos semanas avances sustanciales contra las fuerzas ucranianas, como la apertura de un nuevo frente a lo largo de la costa del Mar de Azov.
Esa ofensiva ha suscitado preocupaciones de que los rebeldes pretenden tomar el control de Mariupol, una importante ciudad portuaria de medio millón de habitantes, para establecer un corredor terrestre entre Rusia y la península de Crimea que Moscú se anexó en marzo.