SANTIAGO.- Extrañeza y sorpresa causó la petición del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al Gobierno de Chile, de acoger a un grupo de prisioneros de baja peligrosidad desde la cárcel de Guantánamo, en el marco del plan del Mandatario de cerrar el recinto penitenciario, como prometió en su campaña.
El asunto tomó fuerza durante los últimos días y ha despertado una serie de interrogantes, como la forma en que llegarían estos reclusos, quiénes serían y bajo qué condiciones estarían en el país. A eso se suman diversos factores políticos y jurídicos.
La base militar de Guantánamo se ubica en la bahía del mismo nombre en Cuba, y pertenece a Estados Unidos desde finales del siglo XIX, luego que el Presidente Tomás Estrada la cediera a perpetuidad. La cárcel fue abierta en 2001 después de los atentados del 11-S por el entonces Presidente norteamericano George Bush, con el fin de encerrar a aquellos "enemigos" del país, en su gran mayoría, de origen árabe.
Desde entonces, cerca de 800 reclusos han pasado por el lugar, 15 de ellos incluso fueron detenidos siendo menores de edad, de acuerdo a las cifras divulgadas por la ONG Human Rights Watch (HRW). Asimismo, en estos 13 años han muerto 9 reos.
Los que podrían llegar
Actualmente, de acuerdo a este organismo, existen 149 detenidos en Guantánamo. De ellos, 78 están en condiciones para ser reubicados, sin embargo aún no hay nada definido. A este grupo pertenecen los que podrían venir a Latinoamérica.
Algunos de estos reclusos han protagonizado huelgas de hambre dentro del recinto penal, en señal de reclamo por las paupérrimas condiciones en las que se encuentran y porque muchos de ellos ni siquiera fueron sometidos a un debido proceso.
El gran problema de Estados Unidos para poder sacar a estos prisioneros de Guantánamo radica en que muchos de ellos son de países considerados "inestables" (la mayoría son oriundos de Yemen), por lo que se hace necesario reubicarlos en otros lugares. Ahí, América Latina jugaría un rol importante.
Además de ellos, de acuerdo a lo publicado por la BBC en enero de este año, hay otro grupo de 45 reclusos procedentes de Arabia Saudita que se encuentran "en un estado de detención 'indefinida'". De todos modos, al igual que el grupo anterior, tienen derecho a comparecer ante el Consejo Militar estadounidense, que definirá su futuro.
El resto, ha sido elegido por Estados Unidos para ser procesados, presuntamente, "bajo cargos de crímenes de guerra".
¿Deberían llegar?
Tras conocerse la noticia, el director jurídico de la Cancillería, Claudio Troncoso, explicó que las personas que podrían llegar a Chile, "según el propio EE.UU., están en condiciones de ser liberadas, sin constituir peligro alguno y no enfrentan cargos formales", por lo que "se les acoge en condición de personas que están en libertad".
Sin embargo, el presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, sostuvo el pasado lunes que "hay convenciones que están suscritas por el Estado chileno, pero se refieren a nacionales que estén condenados en otros países y que pueden ser repatriados para efectos de cumplir esas sanciones, no está prevista para extranjeros que estén condenados en otros países".
Asimismo, explicó que se trata de una "decisión política más que técnica, porque en ningún caso se van a incorporar como personas que están siendo juzgadas por el ordenamiento legal de nuestro país".
Bajo esa línea, el académico del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile y Doctor en Estudios Americanos, Fernando Estenssoro, indicó a Emol que "aquí la justicia nunca ha visto estos casos, o sea nunca han sido acusados por ningún chileno. Entonces no debería quedar presos".
El investigador sostiene que, al ser prisioneros que no han sido sometidos a un juicio justo en Estados Unidos, y que además no han sido requeridos por la justicia chilena, no hay motivos para recibirlos en el país.
"Estados Unidos no quiere que los liberen. Están diciendo 'traspaso de prisioneros de baja peligrosidad'. Si van a quedar libres de inmediato, ¿por qué no los liberan en Estados Unidos inmediatamente?", cuestiona Estenssoro, quien califica la medida como muestra de "un discurso bastante imperial" de parte del gobierno norteamericano.
En este sentido, el académico aseguró que "el problema es que, en mi opinión, se está endosando un problema que es propio de Estados Unidos a países latinoamericanos que no tienen nada que ver con el conflicto, que jamás hemos tenido conflicto con países del Medio oriente ni mucho menos con musulmanes".
"Aquí el tema es que no son ni prisioneros de Chile ni tienen algún problema con Chile, así que no tenemos por qué encarcelarlos", afirmó.
La petición de Barack Obama a diversos países latinoamericanos de recibir a presos de Guantánamo ya fue escuchada en Uruguay, país al que llegarán 6 personas (cuatro sirios, un palestino y un tunecino), tras un acuerdo entre ambos Gobiernos.
En este caso, se resolvió que los prisioneros llegarán en calidad de refugiados, como personas libres, y deberán permanecer en el país sudamericano por un mínimo de dos años, según informó The New York Times.
De todos modos, si bien el gobierno uruguayo les aseguró la estancia, no los mantendrá, y cada uno deberá buscar trabajo.
Pese a que se esperaba para agosto la llegada de los presos a Sudamérica, esta aún no se ha concretado.