SANTIAGO.- El pasado 26 de agosto, Israel y Palestina acordaron un alto al fuego tras 50 días de un conflicto armado que significó la muerte de cerca de 2.140 palestinos (la mayoría civiles) y 73 israelíes, además de la destrucción casi completa de la Franja de Gaza, cuya reconstrucción significará una inversión de varios miles de millones de dólares.
El incesante bombardeo y el posterior ingreso de las tropas hebreas a sitio palestino en el marco de la operación Margen Protector, en respuesta al lanzamiento de misiles de parte del grupo islamista Hamas, despertó el repudio en varios países y generó diversas reacciones. Chile, por ejemplo, llamó a consulta a su embajador en Tel Aviv, Jorge Montero, acción que también realizaron otros vecinos sudamericanos.
Es por ello que, con la intención de acercar posiciones e informar acerca de los últimos sucesos, estuvo de visita en Chile el enviado especial del Gobierno de Israel, Pinchas Avivi, en el marco de una gira que lo llevó también a Brasil, Europa y Argentina. Sobre la situación actual y cómo lograr una tregua definitiva, el diplomático habló con Emol.
-Hubo disgusto en Israel por la decisión chilena de llamar a consulta al embajador en Tel Aviv ¿Usted lo ha hablado con autoridades chilenas?
"Sí. Pero le digo una cosa, yo no conozco un sistema que le permita a uno influir desde afuera. Acá en Chile hay cerca de 400 mil palestinos que son parte de la sociedad local, que escaparon de sus tierras por culpa de sus hermanos islámicos que los echaron. Ellos son muchos, suficientes para crear una presión política".
"Si yo tengo que tomar decisiones, pienso que para influir necesito un embajador allá. Por eso creo que la decisión de que retorne el embajador es muy importante, especialmente recordando que Chile e Israel tienen decenas de años de cooperación muy extensiva y muy positiva".
"En esta situación, uno puede tener discusiones, mandar mensajes fuertes, pero romper o cortar las relaciones, incluso por pocas semanas, ¿en qué manera influye? ¿Qué resultado real tuvo? Los países que sí estuvieron en Israel, que tocaban la puerta de la Cancillería demostrando su molestia, recibieron respuesta. Así que yo creo que es súper positivo, inteligente e importante que los embajadores volvieran".
-¿Qué tanto puede afectar en las relaciones con Chile esta decisión?
"No va a afectar, porque nosotros miramos al futuro y no al pasado. Mi idea de siempre es que cuando una cosa pasó, pasó. Hay que ver cómo no volver a esta situación. Yo vengo con un mensaje muy claro del ministro de Relaciones Exteriores de Israel y del Primer Ministro: tengo que volver con la respuesta de qué tenemos que hacer para volver a la amistad que siempre ha habido entre Latinoamérica e Israel".
-Con la ofensiva en Gaza, el repudio internacional fue grande. Incluso, Barack Obama pidió un alto al fuego sin restricciones. En ese sentido, ¿cómo quedó la imagen de Israel? ¿Se perdió más que lo que se ganó?
"No, creo que hubo una diferencia enorme en cómo lo vieron los gobiernos y cómo lo tomó la sociedad. Ahora, nosotros hablamos de una sociedad que debido las migraciones, demografía y muchas otras cosas, cuenta en muchos lugares con muchos musulmanes, muchos árabes, y esto influye en la política. Al final un político cuenta cuántas personas le van a dar su voto el día de la elección".
"A nivel de la sociedad, en pocos lugares del mundo han habido respuestas tan fuertes como en Chile, por ejemplo, ¿usted escuchó una voz desde Rusia, que no es el mejor amigo de Israel?, ¿escuchó una voz muy seria en Alemania o en Holanda? Había voces, pero no tan fuertes (...) Creo que el mundo, debido a lo que ve en Irak, lo que pasa en Siria, el miedo que tienen a la posibilidad de bomba atómica en Irán, entiende que Israel es una sociedad democrática, libre, que está en el frente y que al final recibe todos los golpes más fuertes para defender lo que es importante para todos nosotros".
- ¿Y cómo ve usted el rol que jugó la ONU en este conflicto?
"Yo estoy contento, porque al final creo que, generalmente hablando, el secretario general de Naciones Unidas, si uno ve todas sus declaraciones, trató de ser objetivo. Creo que las Naciones Unidas en general entendieron que vale la pena que el problema se resuelva entre las partes y no en la ONU. Los conflictos internacionales hay que resolverlos a nivel bilateral entre las partes: Chile lo hizo con Argentina, y ellos lo hicieron con Brasil y funcionó. Cada vez que Naciones Unidas trata de resolver problemas para el resto del mundo, no recuerdo un ejemplo de que haya funcionado.
-Una de las noticias que más ha llamado la atención desde el inicio de la tregua fue la carta que envió un grupo de reservistas del Ejército israelí repudiando lo ocurrido en la operación en Gaza. ¿Usted cree que ya no existe un apoyo transversal en Israel por la ofensiva en Gaza o son hechos aislados?
"Sin duda alguna son hechos aislados. La vida es así, puedes tener una camisa completamente blanca, pero al tener una pequeña mancha, uno ve más la mancha que la camisa. Estas 43 personas son reservistas, y se trata de una unidad que tiene miles de personas. Supongo que de miles de personas, el porcentaje que existe de oposición en la población israelí también existe en la reserva militar, y para mí, utilizar este sistema de una carta, utilizando política bajo la corriente del Ejército es feísimo".
"La mayoría de la gente en Israel apoya de una manera muy fuerte a la operación en Gaza porque, primero, todos sabemos que Israel no quería estar en esta operación, e hicimos todo lo posible para no hacerla (...) No queremos volver a Gaza, no queremos dominar la vida de millones de personas. Queremos, de verdad, tener dos estados soberanos, uno para ellos y otro para nosotros. No será posible si ellos no aceptan las condiciones de tregua absoluta y desarme total".
-Y en ese sentido, ¿Israel está dispuesto para lograr este alto al fuego, terminar con el bloqueo económico en Gaza?
"Sí, en caso de que ellos estén dispuesto de desarmarse de los misiles. Ellos han lanzado antes de la operación 10 mil misiles (...) Estamos dispuesto a hacer mucho más. Yo he participado en conversaciones de paz con los palestinos cuando fui director de la Paz en la Cancillería, y estuvimos dispuestos a darles el puerto, a darles el aeropuerto, a darles parte del puerto de Ashdod. Ninguno imaginaba que un grupo terrorista como Hamas iba a tomar el lugar".
-El gran objetivo de esta ofensiva era terminar con Hamas, lo que no se logró, y al parecer, en las negociaciones el grupo no está dispuesto a desarmarse ¿Considera que esto fue una derrota para Israel?
"El objetivo no era derrotar a Hamas. El objetivo era darles una advertencia lo suficientemente fuerte para que no continúen lanzando misiles y destruir completamente las decenas de túneles que construyeron. Hemos destruido todos los túneles, creo que lo que pasó en Gaza, es que ellos entendieron que el costo de la guerra es muy severo. No tenemos todavía suficiente tiempo para saber si han entendido la advertencia o no".
"Y hay otra cosa, en 51 días de la operación no hubo una decisión de Naciones Unidas, lo que quiere decir que el mundo también entendió que el problema no es Israel, es esta ola de fundamentalismo. Uno recuerda al Estado Islámico, pero son 30 grupos distintos, entre ellos Al Qaeda, Yihad Islámica y entre ellos también Hamas, y la única diferencia ente ellos es el nombre y la manera de matar".
-¿Y cómo vislumbra las negociaciones a partir de ahora?
"Honestamente no lo sé, porque no depende solamente de nosotros. Puedo decir que depende mucho no de nosotros, sino que de ellos. Si ellos ven el futuro de su pueblo, tomando en cuenta que nosotros ya no estamos en Gaza, si quieren dejar al lado el bloqueo, si quieren mejor nivel económico, nosotros estamos dispuestos de cooperar, pero con una condición: desármense y vamos a seguir adelante".