Al mediodía del sábado, las cancelaciones totalizaban más de 700 durante el día, una cifra elevada pero una mejora sobre la víspera.
AFPCHICAGO.- El servicio aéreo de Chicago comenzó a reanudarse lentamente el sábado, después que un supuesto acto de sabotaje en un centro de control de tráfico regional paralizó dos aeropuertos internacionales de esa ciudad de EE.UU.
Más de 2.000 vuelos de los aeropuertos de O'Hare y Midway fueron cancelados, lo que provocó una cadena de perturbaciones en el tráfico aéreo estadounidense.
Las autoridades dijeron que un empleado contratado inició un incendio el viernes por la mañana en el sótano de un centro de control en el suburbio de Aurora y después intentó quitarse la vida.
Brian Howard, de 36 años, de Naperville, Illinois, fue acusado de destrucción de instalaciones de aviación. Por su parte, el FBI dijo que Howard está hospitalizado y todavía no hay una agenda judicial.
Al mediodía del sábado, las cancelaciones totalizaban más de 700 durante el día, una cifra elevada pero una mejora sobre la víspera. Southwestern Airlines, la aerolínea dominante en Midway, tenía la esperanza de reanudar todos sus vuelos del sábado, pero tuvo que cancelar los comprendidos entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde.
En O'Hare, muchos viajeros que tuvieron que pasar la noche allí durmieron en catres suministrados por el aeropuerto.
El comando de la Administración Federal de Aviación (FAA) en Aurora, unos 65 kilómetros al oeste del centro de Chicago, se encarga de los vuelos a elevada altura como también los que parten o llegan a los aeropuertos del área de Chicago. Durante la paralización aérea, las responsabilidades fueron transferidas a centros en Cleveland, Indianápolis, Kansas City y Minneapolis.
El incidente hizo que muchos se preguntaran cómo es posible que una sola persona haya provocado tanta alteración en el sistema aéreo.
Los problemas en O'Hare y Midway plantearon el interrogante de si la FAA tiene planes adecuados de respaldo para mantener el tráfico aéreo en movimiento en caso de que una sola instalación deba cerrar.
Los vuelos se reanudaron unas cinco horas después, pero los aviones se movieron a un ritmo mucho más reducido y nadie estaba seguro de cuándo se restauraría el servicio completo.