SEÚL.- El Gobierno de Corea del Sur dio el visto bueno a la colocación de un gran árbol de Navidad junto a la frontera con Corea del Norte, lo que podría generar tensiones con el régimen de Pyongyang. que lo considera un arma de guerra psicológica.
El Ejecutivo surcoreano aceptó la solicitud del Consejo Cristiano de Corea, una ONG de carácter religioso del país, "por el bien de la paz entre las dos Coreas y para garantizar la libertad religiosa", explicó un portavoz del Ministerio de Defensa de Seúl en una sesión informativa.
El árbol, cuyas luces se encenderán aproximadamente en Navidad, será en realidad una torre de nueve metros de altura iluminada sobre la colina de Aegibong, situada en el extremo noroccidental de Corea del Sur a escasos dos kilómetros de la frontera con el Norte.
La torre original, creada en 1971 como una instalación religiosa, fue derribada en octubre por el Ministerio de Defensa surcoreano por razones de seguridad al considerar que se encontraba en mal estado, de modo que no se esperaba que este año pudiera lucir el tradicional árbol fronterizo.
Sin embargo, la ONG protestante ha decidido construir por su cuenta otra instalación similar junto al lugar donde se encontraba la antigua para encender su propio árbol.
Esta instalación se ha considerado una herramienta de guerra psicológica contra Corea del Norte debido a que ostenta brillantes luces de colores para que puedan ser vistas desde el otro lado de la demarcación fronteriza.
De hecho, el régimen de los Kim ha amenazado en numerosas ocasiones con disparar o bombardear la torre, que considera una "provocación" amparada por el Gobierno de Corea del Sur.
Así, se espera que el nuevo árbol de Navidad genere fuertes protestas de Pyongyang que aportarían aún más tensión a las relaciones intercoreanas, especialmente deterioradas en los últimos meses.