SANÁ.- Al menos dos personas murieron este miércoles en un atentado con coche bomba perpetrado contra la residencia del embajador iraní en Saná, capital de Yemen.
Los fallecidos son el hijo de un guardia de seguridad de la vivienda, que vivía en el mismo lugar, y un peatón, según indicaron fuentes de seguridad yemeníes, aunque el Ministerio del Interior confirmó por el momento solo un muerto y 17 heridos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán aseguró por su parte que todo su personal en Yemen está "sano y salvo" y que el embajador, Hosein Niknam, no se encontraba en la residencia en el momento de la explosión.
La vivienda blanco del ataque está ubicada en el barrio de Al Hada, en el sur de Saná, donde se encuentran la mayoría de las embajadas y casas de diplomáticos.
El atentado, cuya autoría todavía no ha sido asumida por ningún grupo pero lleva el sello de Al Qaeda, se registró cerca de embajada francesa y del cuartel de los servicios secretos yemeníes.
La explosión provocó la caída de la fachada de la residencia e importantes daños en edificios colindantes, rompiendo los cristales de las viviendas situadas en un radio de mil metros, según pudo constatar Efe.
Del coche solo quedaron partes de motor y pequeños fragmentos desperdigados por la zona, lo que demuestra que iba cargado con gran cantidad de explosivos.
A la zona se desplazaron, además de las fuerzas de seguridad, milicianos del grupo chií de los hutíes, cercanos a Irán, que ayudaron a despejar la zona, retirar escombros y vigilar el área.
Este no es el primer ataque que se produce contra objetivos iraníes en Yemen. El pasado 18 de enero el responsable financiero de la embajada iraní, Ali Akbar Asadi, fue asesinado por hombres armados en la capital.
También han sido asesinados recientemente funcionarios de otras misiones diplomáticas, entre ellos un francés el pasado mayo por disparos de hombres armados.
En Yemen además son frecuentes los secuestros de ciudadanos extranjeros por tribus o por grupos terroristas como Al Qaeda, muy activo en el país, que usan a los rehenes para presionar a las autoridades para que respondan a sus demandas.