GINEBRA.- Las organizaciones de ayuda humanitaria están luchando para mantener a la malaria contenida en África Occidental, tras el colapso de los servicios sanitarios ante la gravedad de la epidemia de ébola, alertó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"El brote del ébola ha tenido un impacto devastador sobre los servicios de salud pública en los países más afectados, entre otras cosas en la habilidad para controlar la malaria", lamentó la directora general de la OMS, Margaret Chan.
Guinea, Liberia y Sierra Leona, los tres países más afectados por el ébola, han registrado unas 6.200 muertes a causa del virus desde que comenzara la epidemia en marzo.
El año pasado, la malaria mató sin embargo a 20.000 personas en esos mismo países, el triple que el ébola, subraya el organismo mundial en su informe anual sobre la enfermedad.
"La malaria es la causa de muerte número uno en Sierra Leona, pero los pacientes que la sufren no buscan ayuda por temor a ser clasificados como casos sospechosos de ébola", señaló la semana pasada Roeland Monasch, el representante en ese país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La OMS destaca que la mayoría de las instalaciones de hospitalización para los pacientes de malaria están cerradas en Guinera, Liberia y Sierra Leona, y por tanto el tratamiento se ha reducido a los centros ambulatorios.
La malaria está causada por un parásito que se transmite por la picadura de los mosquitos infectados, y sus primeros síntomas son similares a los del ébola, como la alta fiebre y los dolores de cabeza.
Además de repartir mosquiteras para evitar las picaduras, la OMS promueve la distribución masiva de los medicamentos contra la malaria en las áreas en donde hay un brote de ambas enfermedades.
Pese a las dificultades en África Occidental, la OMS destaca en su informe que la lucha contra la malaria ha sido muy exitosa. Desde el cambio de siglo la tasa de mortalidad ha caído en un 47 por ciento en el mundo y un 54 por ciento en África, donde se dan la mayoría de los casos.
La menor tasa de mortalidad se debe a la distribución de las mosquiteras, el uso de insecticidas dentro de las viviendas y el rápido diagnóstico. Pese a ello, se estima que unas 584.000 personas murieron el año pasado debido a la enfermedad en todo el mundo.
El informe alerta de que las mujeres y niños tienen menor acceso a la medicación, y que el parásito se está volviendo inmune a los tratamientos estándar, sobre todo en el sudeste de Asia.
Para eliminar la malaria se necesitaría duplicar los fondos destinados a combatirla, de los 2.700 millones de dólares el año pasado a 5.100 millones de dólares, subrayó la OMS.