El Papa Francisco tuvo un rol clave en el acercamiento entre Obama y Castro, quienes le agradecieron sus esfuerzos.
EFEWASHINGTON.- Las conversaciones secretas entre las delegaciones gubernamentales de Estados Unidos y Cuba para explorar la normalización de las relaciones entre ambos países comenzaron hace meses y Canadá acogió la mayoría de las reuniones.
El ex presidente cubano Fidel Castro "no participó en las discusiones" de forma directa, pero sí autorizó a su equipo a negociar.
El Vaticano también facilitó los contactos, recibiendo a delegaciones de los dos países, y el Papa Francisco se involucró personalmente en las negociaciones con el envío de cartas a Obama y a Raúl Castro, en las que abogaba por la liberación del estadounidense Alan Gross y de los tres espías cubanos presos en EE.UU.
Gracias a ese proceso, ambos países se comprometieron a iniciar un diálogo sobre el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas que incluye la apertura, dentro de unos meses, de embajadas en La Habana y Washington.
Este miércoles Castro y Obama hablaron hoy por teléfono para cerrar el acuerdo que restablece sus relaciones diplomáticas, según dijeron altos funcionarios de la Casa Blanca.
En una conferencia telefónica, los funcionarios indicaron que Obama y Raúl Castro dialogaron durante aproximadamente una hora, en lo que supuso el primer contacto entre los líderes de ambos países en más de medio siglo.
La decisión de Obama constituye el cambio más significativo en la política estadounidense hacia Cuba "en más de cincuenta años", pues el Presidente de EE.UU. cree que las medidas de acercamiento a Cuba son "una herramienta mejor que el aislamiento" al que se ha sometido a la isla en las últimas décadas.
Las medidas incluyen, entre otras, la flexibilización de las restricciones a los viajes y el comercio entre EE.UU. y Cuba, así como a las remesas que reciben los cubanos desde territorio estadounidense
EE.UU. decretó en 1961 un embargo económico unilateral sobre Cuba que se mantiene hasta hoy y cuya suspensión depende de la aprobación del Congreso estadounidense, algo improbable en este momento.
Además, Obama pidió a su secretario de Estado, John Kerry, que revise la inclusión de Cuba en la lista de países a los que EE.UU. considera patrocinadores del terrorismo.