BRASILIA.- La presidenta reelecta de Brasil, Dilma Rousseff, convocó este jueves a los brasileños a sumarse a un "pacto nacional contra la corrupción", al aludir al escándalo que afecta a la empresa más importante del país, Petrobras.
"La guerra contra la corrupción debe ser al mismo tiempo tarea de las instituciones y acción del gobierno y de toda la sociedad", expresó la mandataria en un discurso pronunciado durante la ceremonia en la que recibió del Tribunal Superior Electoral (TSE) el certificado que confirma su reelección para un segundo mandato a partir del 1 de enero.
En este sentido, propuso un pacto contra la corrupción, "involucrando a todos los sectores de la sociedad y todos los niveles del gobierno, para impulsar la reforma política que Brasil necesita desarrollar a partir del próximo año".
Según la mandataria, además de los cambios en las leyes es necesario "crear una nueva conciencia de moralidad pública y contagiar con este espíritu a las nuevas y futuras generaciones".
En su discurso, Rousseff afirmó que apoya investigaciones rigurosas y duros castigos a los responsables de desviar dinero de Petrobras, pero advirtió que el escándalo no puede ser aprovechado por sectores que desean debilitar la empresa y sacarla del control del Estado.
"Petrobras es la empresa más estratégica para Brasil y es la empresa que más contrata y más invierte. Tenemos que seguir creyendo en la más brasileña de nuestras empresas, que sólo podrá seguir sirviendo bien al país si es cada vez más brasileña. Cada vez que en Brasil se intentó restar prestigio al capital nacional, el intento era el de despilfarrar nuestro mayor patrimonio", sostuvo.
Por otra parte, la mandataria recordó en su discurso el informe divulgado la semana pasada por la Comisión Nacional de la Verdad, que identificó a 434 muertos y desaparecidos durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985 y también publicó una lista de 377 personas -en su mayoría militares-, que serían responsables de torturas y asesinatos.
Pese a destacar el trabajo de investigación y asegurar que Brasil "no tiene miedo a discutir los crímenes arbitrarios durante la dictadura", Rousseff dejó en claro que no apoya la apertura de juicios contra los responsables de las violaciones de los derechos humanos durante el período autoritario.
"No podemos permitir que la denuncia de crímenes del pasado traiga conflictos anacrónicos al presente", advirtió Rousseff, quien obtuvo la reelección el 26 de octubre pasado al cosechar 54,5 millones de votos, 3,5 millones más que su rival, el socialdemócrata Aécio Neves.
La segunda investidura de Rousseff tendrá lugar en Brasilia el 1 de enero, en una ceremonia a la que son esperadas varias autoridades, entre ellas el presidente de Uruguay, José Mujica, y el vicepresidente estadounidense, Joe Biden.
Según afirmó hoy el secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) convocó a sus militantes para llenar las calles de la capital federal durante los actos de investidura.
En un contacto con periodistas, Carvalho afirmó que la presencia masiva de militantes es importante para evitar conflictos entre seguidores del PT y de los partidos de oposición.
"Creemos que si hay solamente 10.000 personas en la Plaza (de los Tres Poderes, donde están las sedes de la Presidencia, del Congreso y de la Corte Suprema), ello será un convite para que los del otro lado hagan alguna provocación. Si hay mucha más gente, dudo que alguien quiera hacer cualquier provocación", expresó el ministro.
Además, sostuvo que la presencia masiva de seguidores del PT es importante además para que Rousseff "sienta que tiene apoyo popular, para que se sienta respaldada para realizar los cambios que desea y que tiene que hacer", y también "para que el país vea que ella (Rousseff) tiene legitimidad popular".