ISLAMABAD.- Alrededor de 300 personas fueron detenidas hoy en una operación contra los insurgentes en la capital de Pakistán, mientras se esperan nuevas ejecuciones de terroristas en las próximas horas en varias cárceles del país, informaron fuentes oficiales.
Los arrestos en Islamabad se produjeron tras un operativo conjunto del Ejército, la Policía y los servicios secretos paquistaníes en varias zonas de la ciudad, dijo el portavoz de las Fuerzas de Seguridad Choudhary Rehmat.
Los detenidos, entre ellos varios extranjeros, fueron trasladados a un lugar que no fue revelado para ser interrogados.
Por otra parte, las próximas ejecuciones de condenados a pena de muerte por terrorismo están previstas para esta noche local en prisiones de la provincia de Punyab (este del país), aseguraron responsables de estas cárceles, que están rodeadas de un amplio dispositivo de seguridad.
El portavoz del Ejército paquistaní, general Asim Bajwa, afirmó en su cuenta en la red social Twitter que ocho condenados serán ahorcados en penales de esa provincia.
Al menos 52 supuestos insurgentes murieron en operaciones del Ejército contra los talibanes en Pakistán en los dos últimos días, según este portavoz.
Un tribunal de lucha contra el terrorismo ordenó hoy la ejecución el lunes en la prisión de la ciudad de Sukkur (sureste) de dos de miembros del grupo terrorista Lashkar-e-Jhangvi, según el diario local "Dawn".
Pakistán ejecutó ayer a dos condenados por terrorismo, dos días después de que su primer ministro, Nawas Sharif, levantase la moratoria vigente desde 2008 sobre la pena capital, tras el ataque del martes en una escuela de Peshawar (noroeste del país).
El Gobierno de Pakistán afirmó ayer que en los próximos días ejecutará a 17 condenados por terrorismo, pese a que la ONU y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch le reclamaron que no levantara la moratoria.
La decisión de Sharif se produjo después de que un grupo talibán matara en una escuela a 132 niños y doce profesores, tras entrar en un colegio lanzando granadas y disparando clase por clase.
El TTP reivindicó el ataque y lo justificó como respuesta a la operación militar Zarb-e Azb (Afilado y cortante) que comenzó en junio en Waziristán del Norte y en octubre se extendió a Khyber, en la que han muerto más de 1.100 insurgentes según fuentes oficiales.