HONG KONG.- El ex número dos del Gobierno de Hong Kong, Rafael Hui, fue condenado hoy a siete años y medio de cárcel por soborno, en el mayor juicio por corrupción de la historia de la antigua colonia británica.
El juez de Andrew Macrae dictó la sentencia contra el antiguo secretario general del Gobierno de Hong Kong, procesado junto al magnate chino Thomas Kwok, que posee una de las mayores fortunas de Asia y que también fue condenado hoy a cinco años de prisión.
Hui está, además, obligado a devolver los cerca de 1.500 millones de dólares que aceptó en sobornos.
El magistrado consideró probado que el ex número dos del Gobierno de Hong Kong era "uno de los instigadores, así como de los beneficiarios de estas conspiraciones".
El pasado 19 de diciembre un jurado formado por nueve miembros declaró a Hui culpable de cinco de los ocho de los cargos por los que se sentó en el banquillo, entre ellos los de soborno, conspiración y mala conducta, aunque la pena no se dictó hasta hoy.
Con la condena, Hui pasa a ser el oficial de más alto rango en la historia de Hong Kong declarado culpable por aceptar sobornos.
El tribunal también halló culpable a Kwok de un cargo de conspiración por haber ofrecido un millón de dólares a Hui a cambio de que el antiguo alto cargo diera trato de favor a su empresa inmobiliaria, el gigante Sun Hung Kai.
"Es de vital importancia en estos tiempos que el Gobierno y las empresas de Hong Kong permanezcan y se vean libres de corrupción, sobre todo cuando en la parte continental se están tomando medidas obvias para erradicar el cáncer de la corrupción en su propia jurisdicción", explicó el juez Macrae tras leer las sentencias.
Raymond Kwok, hermano de Thomas Kwok, con quien dirige un imperio basado en el sector inmobiliario en Hong Kong, también se sentó en el banquillo, aunque fue absuelto de todos los cargos.
Las investigaciones contra los ahora condenados comenzaron el pasado 8 de mayo, cuando la agencia anticorrupción de Hong Kong formalizó una acusación contra ellos.
En ella se recogía que Hui cometió los delitos por los que hoy fue sentenciado entre junio de 2000 y enero de 2009, cuando ocupaba su puesto en el Gobierno de la antigua colonia británica.