La búsqueda en el mar de Java continúa.
Reuters
BANGKOK.- Un equipo de expertos submarinistas está a la espera este viernes de que mejoren las condiciones meteorológicas para proceder al levantamiento del avión de AirAsia, enterrado en el limo del mar de Java a unos 28 metros de profundidad, en un intento por recuperar las cajas negras de la aeronave.
El director de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate (Basarnas) de Indonesia, Bambang Soelistyo, precisó que para mover la parte del fuselaje cuentan con un tipo de airbag especial y una grúa.
El levantamiento de la nave permitirá a los buzos acceder a los restos e intentar localizar y extraer las cajas negras, dos dispositivos de color anaranjado que guardan registro de las conversaciones en la cabina y de los datos de vuelo.
No obstante, las autoridades no han informado si han captado las señales emitidas por estos dispositivos para facilitar su localización.
Los expertos indican que tras el análisis de los datos de estos dos mecanismos se podrán conocer qué le sucedió al avión para precipitarse al mar.
Las fuertes corrientes marinas y el oleaje que azotó este jueves la zona donde se encuentran los restos dificultó una vez más las tareas de búsqueda, señaló Soelistyo.
Otra de las prioridades de las autoridades indonesias es recuperar los cadáveres restantes que, según apuntaron, se creen están atrapados dentro de las distintas partes dispersas del avión hundidas en el mar de Java.
Hasta la fecha se han recobrado 43 cadáveres de los 162 pasajeros y tripulantes del vuelo QZ8501.
El avión de AirAsia despegó de Surabaya en la madrugada del 28 de diciembre y tenía previsto aterrizar unas horas más tarde en Singapur, pero se estrelló en el mar de Java unos cuarenta minutos después de partir.
Transportaba 155 indonesios, tres surcoreanos, un británico, un francés, un malasio y un singapurés, entre 155 pasajeros y una tripulación de 7 personas.
El piloto llamó a la torre de control en Indonesia cuando sobrevolaba el mar de Java por el sur de Borneo y solicitó permiso para virar a la izquierda y subir desde los 32.000 pies de altitud (9,76 kilómetros) hasta los 38.000 (11,59 kilómetros) para eludir una tormenta.
La torre de control aprobó el viraje en el momento pero cuando unos minutos después llamó al piloto para autorizar el ascenso, aunque solo hasta los 34.000 pies, no pudo establecer contacto.