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TOKIO.- La filial japonesa de McDonald's reveló este jueves sus planes de llevar a cabo controles exhaustivos en casi todos sus puntos de venta, tras varias denuncias de clientes que encontraron objetos externos y restos humanos en menús de la cadena.
McDonald's Japón empleará los servicios de una empresa especializa externa para controlar los procesos de limpieza y la capacidad de sus trabajadores para detectar elementos ajenos en los alimentos en cerca de 3.100 de sus establecimientos, confirmó un portavoz de la entidad.
La compañía ha tomado la decisión tras recibir la queja de un cliente que encontró un trozo de plástico azul en unos Chicken McNuggets vendidos en el norte del país asiático a principios de este mes.
Aunque el miércoles la entidad anunció que era poco probable que el trozo de vinilo encontrado procediera de su central o de su establecimiento, existen otros casos recientes que denuncian el hallazgo de objetos mezclados con los alimentos.
Entre ellos se incluye el de un consumidor que encontró un diente en unas patatas fritas de un menú Big Mac de la cadena el pasado mes de agosto, o el de niño que se hirió la boca con un pedazo de plástico que estaba dentro en un helado.
La polémica constituye un nuevo frente entre los problemas que la cadena de comida rápida estadounidense sufre desde hace unos meses en el país asiático, su segundo mercado mundial.
El pasado mes de julio, la filial japonesa de McDonald's tuvo que retirar todos sus productos que contenían carne de pollo producida en China, tras el escándalo de la carne podrida supuestamente suministrada por una compañía del país vecino.
McDonald's Japón, una de las dos empresas japonesas que se vieron afectadas por el caso, sustituyó aquellos productos aviares de origen chino por otros procedentes de Tailandia con el objetivo de recuperar la confianza de sus consumidores.
Además, en diciembre McDonald's tuvo que reducir el suministro de papas fritas y empezó a servir solo raciones pequeñas debido a un retraso en la llegada de este producto, a raíz de las huelgas portuarias en Estados Unidos.
La compañía registró el pasado octubre unas pérdidas netas de 142,7 millones de dólares para 2014 en lo que supone sus primeros números rojos en 11 años.