YAKARTA.- Indonesia ejecutó este domingo a seis condenados por narcotráfico, uno de ellos brasileño, fusilado junto a otros cuatro extranjeros de Holanda, Vietnam, Malaui y Nigeria, una decisión que dejó "consternada e indignada" a la Presidenta de Brasil.
El brasileño Marco Archer Cardoso Moreira, de 53 años, acusado de introducir cocaína en el país, fue fusilado en la isla de Nusa Kambangan, en la costa sur de la isla de Java, donde hay una prisión de alta seguridad.
Junto a él fueron ejecutados un holandés, un nigeriano, un malauí y un indonesio. Una vietnamita fue fusilada por su parte en el distrito de Boyolali, en el centro de Java.
Se trata del primer brasileño ejecutado en el exterior en tiempos de paz y la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo sentirse "consternada e indignada" por el fusilamiento, indicó un portavoz. Brasil, igual que Holanda, decidió llamar a consultas a los embajadores de Indonesia.
Estos fusilamientos son las primeras penas capitales bajo la presidencia de Joko Widodo, que asumió el cargo en octubre.
A pesar de su imagen reformista, Jokowi -el apodo con el que se le conoce- ha dado su apoyo a la pena de muerte en un país que tiene una estricta legislación contra el tráfico de drogas.
Jokowi ya había advertido que condenados no recibirían el perdón presidencial por el país se enfrenta a una "emergencia" en su lucha contra las drogas.
Rupert Abbott, director de investigaciones de Amnistía Internacional para el Sudeste Asiático, afirmó por su parte que las ejecuciones "representan una seria regresión" y lamentó un "día muy triste".
La pena de muerte, es "un castigo cruel e inhumano, que no sirve como un elemento disuasorio y representa una forma inaceptable de negar la dignidad humana", dijo Federica Mogherini, la jefa de la diplomacia europea.
Consecuencias para las relaciones diplomáticas
Brasil y Holanda llamaron a sus embajadores en Indonesia, después que la nación del sudeste asiático ignoró sus pedidos de clemencia.
Brasil llamó a su embajador en Yakarta para consultas y dijo que las ejecuciones afectarían las relaciones bilaterales.
"El uso de la pena de muerte, que la sociedad global condena cada vez más, afecta severamente las relaciones entre nuestros países", dijo la Presidencia en un comunicado divulgado por la agencia oficial de prensa de Brasil.
En tanto, Holanda también llamó a su embajador y condenó la ejecución de su ciudadano Ang Kiem Soei.
"Es un castigo cruel e inhumano que representa una negación inaceptable de la integridad y dignidad humana", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, Bert Koenders.