BEIJING.- Deng Liqun, uno de los directivos históricos del Partido Comunista de China (PCCh) y duro crítico de las reformas emprendidas por Deng Xiaoping que llevaron a la actual liberalización económica en la potencia asiática, falleció a los 100 años de edad.
El dirigente, conocido como el "pequeño Deng" para diferenciarlo del ex Presidente, estuvo a cargo de los servicios de propaganda, murió la tarde del martes en la capital, Beijing, según confirmó el PCCh en un comunicado citado por la agencia oficial Xinhua.
En un breve artículo, la colectividad resaltó que Deng Liqun "fue elogiado en el comunicado como un excelente miembro del Partido, un soldado comunista leal, un revolucionario proletario, un destacado líder en el trabajo de difusión de la ideología y la teoría del Partido, y un teórico del marxismo".
Corrupción rampante
El dirigente ingresó al Partido Comunista en 1936, en plena lucha entre los comunistas y el Kuomintang de Chiang Kai-shek. Tras la Segunda Guerra Mundial y la victoria del PCCh bajo la guía de Mao Zedong, en 1949, trabajó en la región occidental de Xinjiang.
Allí participó en la represión destinada a doblegar la resistencia de la población, mayoritariamente musulmana.
Durante la Revolución Cultural fue una víctima más de las purgas emprendidas por los Guardias Rojos, pero se lo rehabilitó en la década de 1970.
Entre 1982 y 1985 dirigió los servicios de propaganda y desempeñó un importante papel en la represión de intelectuales liberales.
Más adelante se convirtió en uno de los críticos más feroces del aperturismo económico lanzado por el Presidente Deng Xiaoping. En 1995 distribuyó un documento interno en el que advertía que las reformas amenazaban con arruinar al PCCh y el socialismo.
En otro documento, distribuido antes de la muerte del jefe de Estado en febrero de 1997, lo acusó junto a su entonces protegido Jiang Zemin, de ser responsables de la posible destrucción del partido.
En 2001 reiteró sus ataques contra Jiang debido a la política de permitir la entrada en el Partido Comunista de empresarios capitalistas, al tiempo que criticó acerbamente la corrupción en esa colectividad.
"Los empresarios privados han establecido desde hace tiempo vínculos con miembros del Partido Comunista, en un intercambio de dinero por poder", dijo en su carta.
"Al entrar en el Partido Comunista Chino, la corrupción en China será más abierta, y el Partido se hará más corrupto, ya que cada nivel de éste querrá que los empresarios privados se conviertan en miembros del partido", describía en su misiva.