WASHINGTON.- El gobierno de Estados Unidos expresó este lunes su "profunda preocupación" por las violaciones del alto el fuego en el este de Ucrania y pidió a Rusia y los rebeldes separatistas a "detener todos sus ataques inmediatamente".
"La misión de vigilancia espacial de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) confirma que los ataques continúan en los alrededores de Debáltsevo y otras áreas, incluidas Sievierodonetsk, Luhansk y Donetsk", indicó Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. en un comunicado.
Psaki subrayó que "los separatistas han declarado públicamente que rechazan respetar el alto el fuego" alcanzado la pasada semana en la cumbre de Minsk y que entró en vigor hace dos días entre Kiev y los prorrusos.
"Estas acciones y declaraciones agresivas por parte de los separatistas respaldados por Rusia amenazan el alto el fuego reciente y ponen en peligro la retirada planeada de armamento pesado", agregó la funcionaria estadounidense.
De acuerdo con el mando militar ucraniano, cinco soldados murieron en combates con las milicias prorrusas en la zona de Debáltsevo, en la región de Donetsk.
Aunque la intensidad de los enfrentamientos en el frente ha decaído en las últimas 48 horas, como han reconocido tanto las partes en conflicto como los observadores internacionales, Debáltsevo es una excepción que puede echar por tierra los esfuerzos internacionales para poner fin a la guerra en el este de Ucrania.
Psaki remarcó, asimismo, que "Washington está vigilando estrechamente las informaciones de que una nueva columna con equipamiento militar avanza hacia Debáltsevo".
Tanto Kiev como los prorrusos quieren que la estratégica ciudad forme parte de su territorio y no parecen dispuestos a ceder.
La toma de Debáltsevo permitiría a los rebeldes controlar la frontera administrativa de la región de Donetsk, limítrofe con la también rebelde de Lugansk.
El acuerdo del cese de las hostilidades fue alcanzado el jueves pasado en la cumbre celebrada en Minsk entre el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, la canciller alemana, Ángela Merkel, y los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Francia, François Hollande.