ARGEL.- El Gobierno de Mali y los representantes de milicias sublevadas que controlan la parte meridional ese país africano firmaron hoy en Argel un acuerdo de paz, informó la plataforma de mediación internacional.
En una rueda de prensa convocada en la capital argelina, el portavoz de esta plataforma, Nuredín Layadi, aseguró que el pacto prevé "una transferencia significativa" de poderes a las regiones del norte del país al tiempo que garantiza la unidad territorial.
El acuerdo se cimenta en la propuesta discutida en la quinta ronda de negociaciones, dijo Layadi, embajador de Argelia en Bamako.
Así, se crearán asambleas regionales cuyos presidentes serán directamente elegidos, mientras que las poblaciones del norte tendrán una "mayor representación en las instituciones nacionales", explicó el portavoz.
El acuerdo, que se basa en la Declaración de Argel del 9 de junio de 2014, es "fruto de un análisis profundo de la situación en Malí, en general, y de la naturaleza de las crisis que atraviesan periódicamente las regiones del norte de Malí en particular", agregó Layadi.
El pacto incluye otras cláusulas destinadas a la promoción de la paz y la estabilidad en Malí, a la aplicación de nuevas normas de buena gestión pública, a la transparencia, a la promoción del respeto de los derechos humanos, a la justicia y a lucha contra la impunidad, al tiempo que reconoce el imperativo de la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada transnacional.
La firma del acuerdo fue celebrada por el ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ramtan Lamamra, quien calificó esta jornada como "un día histórico que abre perspectivas prometedoras de un futuro mejor para todos los malienses".
"Este día histórico constituye una etapa cualitativa y de compromiso por Mali para superar las dificultades de avanzar hacia la paz", declaró a los periodistas al inicio de la ceremonia que concluiría con la rúbrica.
El Gobierno de Bamako y los rebeldes del norte ya firmaron un primer acuerdo de alto el fuego el pasado 19 de febrero -dos días después del inicio de la quinta ronda de negociaciones-, destinado a poner fin a la violencia que reina en el país desde el complejo golpe de Estado de 2012.
El alto el fuego, aplicado en colaboración con la misión de la ONU para Mali (MINUSMA), incluía la liberación de los detenidos en el norte de Mali, controlado por los rebeldes tuareg desde enero de 2012.
Desde entonces, las provincias septentrionales del país africano eran escenario de combates entre rebeldes tuareg asociados al separatista Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) y grupos armados tuareg leales al Gobierno en Bamako, conocidos bajo el nombre de Gatia.
Ambos movimientos paramilitares luchaban por el control de esta región del noreste de Mali, sin que el Ejército nacional ni la fuerza de estabilización de la ONU hubieran logrado impedirlo.
En la quinta ronda de negociaciones, que ha culminado con el acuerdo de paz, se sentaron en la misma mesa miembros del Gobierno en Bamako y enviados de los diferentes grupos políticos y de las milicias sublevadas, además de representantes del resto de naciones mediadoras como Níger, Mauritania, Burkina Faso y Chad.
También participaron responsables de organizaciones internacionales que intentan hacer avanzar el diálogo, como la Unión Africana, la ONU, la Unión Europea, la Organización de Cooperación Islámica (OCI) y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
La inestabilidad política ha reinado en Mali desde que en 2012 el país fuera escenario de un golpe de Estado.
El alzamiento permitió que el MNLA, además de bandas yihadistas afines ideológicamente a los islamistas de Ansar al Din, a Mujao y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), se hicieran con el control de las regiones del norte de Mali, un vasto territorio, en gran parte desértico, que separa el norte de África de la llamada zona subsahariana.
Los tres grupos armados controlaron durante cerca de diez meses el norte de Mali, de donde en gran parte fueron expulsados gracias a una intervención internacional encabezada por Francia en enero de 2013.