GINEBRA.- Seis dirigentes de agencias humanitarias de Naciones Unidas solicitaron a las potencias mundiales que dejen sus diferencias a un lado y hagan lo necesario para acabar con la guerra en Siria, que el próximo domingo entra en su quinto año.
El comunicado está firmado por Valerie Amos, de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA); Margaret Chan, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y Ertharin Cousin, del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
También estampó su firma António Guterres, del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur); Pierre Krähenbühl, de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa), y Anthony Lake, del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
"Necesitamos que los líderes mundiales dejen a un lado sus diferencias y usen su influencia para lograr un cambio significativo en Siria", señala el comunicado.
Estos cambios pasarían por presionar a las partes para que acaben con los ataques indiscriminados contra los civiles y que se levanten los sitios a las ciudades donde más de 212.000 personas llevan atrapadas durante meses.
Asimismo, que se permita la distribución de medicamentos y de material quirúrgico esencial; que se acabe el castigo colectivo a los civiles al cortarles el agua y la electricidad, y que se evite el completo colapso del sistema educativo.
El documento también lo firman Zainab Hawa Bangura, representante especial de la ONU sobre violencia sexual en conflicto, y Leila Zerrougui, representante especial de la ONU sobre niños y conflictos armados.
Los firmantes dejan claro que el costo humano de la guerra es inadmisible y que el conflicto continúa porque "la comunidad internacional no ha logrado detenerlo".
La carta recuerda que más de 200.000 personas han muerto y que las mujeres y las niñas, y los hombres y niños encarcelados, están en especial riesgo de sufrir violencia sexual.
Destaca también que más de 12,2 millones de personas en el interior de Siria necesitan ayuda para sobrevivir y que 3,9 millones de personas han huido y sobreviven como refugiados en los países vecinos.
"Hemos expresado nuestro horror, nuestra furia, mientras la tragedia se presentaba delante de nuestros ojos. Como líderes humanitarios estamos comprometidos a continuar para hacer lo máximo que podamos para ayudar a los que están atrapados en esta guerra", dicen los dirigentes.
El texto recuerda que tanto los sirios, como el mundo entero, quieren que se acabe el sufrimiento.
"¿Qué hace falta para que esta crisis acabe?", se preguntan los firmantes, quienes recuerdan que el futuro de una generación está en juego.
"La credibilidad de la comunidad internacional está en riesgo", concluyen.