Dilma Rousseff negó que Brasil esté enfrentando una crisis económica.
ReutersRÍO DE JANEIRO.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó que su país superará a "corto plazo" las actuales dificultades económicas por las que están pasando, las cuales calificó nuevamente como "coyunturales", siempre que sea aprobado el ajuste fiscal que presentó al Congreso.
"Sólo podemos superar esa situación transitoria de dificultad, ya que nuestro desequilibrio es momentáneo, con la aprobación del ajuste. Tras la aprobación del ajuste salimos de eso en el corto plazo", afirmó la jefa de Estado en un discurso en Río Grande do Sul, en donde también negó que estén enfrentando una crisis económica.
El gobierno anunció a comienzos de este año una serie de medidas de austeridad, que incluyen el control de gastos, el aumento de impuestos, el encarecimiento del crédito y el recorte de ciertos beneficios laborales, para hacer frente al déficit récord en las cuentas públicas de 2014.
Las medidas, sin embargo, fueron criticadas hasta por sindicatos y sectores de izquierda aliados de Rousseff, por lo que no cuentan con un apoyo mayoritario en el parlamento.
Los analistas atribuyen las actuales turbulencias en el mercado financiero brasileño —con el dólar en su mayor nivel en casi doce años— a la resistencia de los parlamentarios a aprobar las medidas que, según el gobierno, son necesarias para impedir que Brasil termine 2015 con crecimiento económico negativo.
La mandataria aseguró que "no estamos ajustando porque nos guste ajustar. Lo estamos haciendo porque el país tiene que seguir creciendo, generando empleo e impulsando políticas sociales".
Además, afirmó que "hemos vivido en los últimos días un momento bastante tenso en Brasil y quiero decir, con la más absoluta sinceridad, que en los últimos seis años el gobierno adoptó todas las medidas posibles para que la crisis no afectase a la población, pero ahora no tenemos cómo seguir absorbiéndolo todo".
Rousseff aseguró que seguirán asumiendo parte del costo por la crisis y hasta recortarán sus gastos, pero advirtió que la población tiene que asumir algunos ajustes para ayudar a enderezar la economía.
Pese al relativo optimismo de la gobernante, la economía brasileña está estancada y puede sufrir una contracción del 0,7% este año, según las últimas proyecciones del mercado financiero; la inflación interanual hasta febrero avanzó 7,7%, su mayor nivel en diez años; el dólar escaló a su mayor nivel en doce años y el desempleo comenzó a crecer en los últimos meses.
La jefa de Estado, que dio su discurso en un acto ante productores de arroz, afirmó que el gobierno proseguirá el ajuste en los próximos días con un recorte que "no será pequeño" en los gastos públicos previstos en la ley de Presupuesto de 2015 aprobada esta semana por el Congreso con tres meses de atraso.
Rousseff además comentó que la reducción es necesaria para alcanzar la meta que el Gobierno se propuso de cerrar este año con un superávit primario en las cuentas públicas equivalente al 1,2 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
"Para lograr eso contamos con las medidas que fueron enviadas al Congreso y también con la reducción de nuestros gastos", sentenció.