SANÁ.- Tras recibir un apoyo firme de la Liga Árabe, la coalición liderada por Arabia Saudita mantiene una presión militar extrema en Yemen contra los rebeldes chiitas y sus aliados, a los que bombardeó por quinta noche consecutiva en varias regiones.
La Liga Árabe, reunida durante el fin de semana en Egipto, insistió el domingo pasado en que la operación militar en Yemen seguirá hasta que los milicianos chiitas hutíes "depongan las armas".
En Riad, el portavoz saudita de la coalición -formada por nueve países árabes-, el general Asiri, precisó incluso que las "operaciones contra los milicianos chiitas se acentuarán en los próximos días".
"Ya no encontrarán ningún lugar seguro", afirmó Asiri a propósito de los rebeldes hutíes y de sus aliados leales al ex presidente Ali Abdalá Saleh, que sigue teniendo numerosos seguidores en las filas del ejército.
Los aviones de la coalición bombardearon este lunes posiciones rebeldes al norte de la capital Saná.
La intervención militar de los países árabes se realizó a petición del Presidente yemenita, Abd Rabo Mansur Hadi, que huyó a Arabia Saudita ante el avance de los hutíes, que tomaron la capital Saná y amplios territorios en el centro y el oeste de Yemen.
Las fuerzas de la coalición sobrevolaron Saná hasta poco antes del amanecer. Según varios habitantes de la capital, bombardearon posiciones rebeldes y de la Guardia Republicana, leal a Saleh.
Cerca de Marib, unos 140 kilómetros al este de Saná, radares y baterías de misiles aéreos fueron bombardeados, informaron funcionarios locales.