BAGDAD.- Equipos forenses en la recién liberada ciudad de Tikrit comenzaron a exhumar los cuerpos de una fosa común que se cree contiene los cuerpos de cientos de soldados muertos el año pasado a manos del grupo Estado Islámico.
Unos 1.700 soldados fueron capturados en junio por los extremistas cuando intentaban abandonar el campamento Speicher, una base aérea a las afueras de Tikrit empleada en el pasado por tropas estadounidenses. El episodio se produjo durante una ofensiva miliciana que abrumó a las fuerzas de seguridad y el ejército, que se desmoronaron mientras el grupo ISIS tomaba importantes ciudades y pueblos en el norte y oeste de Irak.
Después, la milicia extremista subió a internet imágenes explícitas que parecían mostrar a sus hombres masacrando a decenas de soldados tras cargar a los prisioneros en camionetas y después obligarlos a tumbarse boca abajo en una zanja poco profunda, con las manos atadas a la espalda.
En otros videos se veía a hombres armados y enmascarados llevando a los soldados hasta una plataforma de concreto ensangrentada a las orillas del río Tigris, en el complejo de palacios presidenciales. Allí les disparaban en la cabeza y les lanzaban al río.
Los expertos del gobierno comenzaron la exhumación el lunes, unos pocos días después de que fuerzas de seguridad iraquíes recuperasen la ciudad con combatientes chiíes y suníes aliados. Los trabajos se centraban en ocho puntos dentro del complejo de palacios, donde se cree se produjeron buena parte de las muertes, dijo Kamil Amin, del Ministerio iraquí de Derechos Humanos.
Al menos 12 cuerpos se desenterraron el lunes, señaló Amin. Ya se han tomado muestras de ADN de los familiares del 85% de las víctimas, y pronto se realizarán pruebas de laboratorio para identificar los cuerpos.
La televisión estatal iraquí mostró a varios hombres enmascarados cavando en una zona al aire libre, con la ayuda de excavadoras, mientras varios familiares esperaban a un lado. Los forenses colocaban etiquetas amarillas en los restos, junto a las flores y velas encendidas por los soldados y parientes que lloraban.
La ofensiva extremista de junio ha sumido a Irak en su peor crisis desde la retirada de las tropas estadounidenses en 2011. Los milicianos también atacaron a las minorías religiosas nativas del país, como cristianos y seguidores de la antigua fe yazidí, forzando a decenas de miles de personas a dejar sus hogares.
Desde entonces, el grupo Estado Islámico ha proclamado la formación de un califato en el extenso territorio que controla a ambos lados de la frontera sirio-iraquí.
A principios de agosto, Estados Unidos lanzó ataques aéreos contra el grupo armado en Irak, en un intento de ayudar a las fuerzas iraquíes a contraatacar la creciente amenaza miliciana.
Los extremistas aún controlan la provincia norteña de Ninevah y la mayor parte de la provincia occidental de Anbar, así como pequeñas zonas al norte de Bagdad.