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WASHINGTON.- El Pentágono dijo este jueves que no descarta que la ciudad de Ramadi (Irak) caiga en manos de los yihadistas de ISIS (Estado Islámico), pero negó que esa toma pueda ser una victoria simbólica o suponer un punto de inflexión.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Martin Dempsey, afirmó hoy que no puede descartar que Ramadi caiga en manos del ISIS, pero si eso sucede -advirtió- volverán a recuperarla del mismo modo que se hizo con Tikrit.
"La ciudad no es simbólica en ningún modo. No queremos que Ramadi caiga, pero no será el fin de la campaña si cae. Y si cae la volveremos a tomar", aseguró Dempsey.
Pese a las declaraciones del general, que compareció hoy en rueda de prensa con el secretario de Defensa, Ash Carter, la caída de Ramadi sería un duro revés para las fuerzas iraquíes, ya que es la capital de la provincia suní de Al Anbar y una ciudad clave para asegurar Bagdad.
Al mismo tiempo, el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, de visita en Washington, alertó hoy de que "Daesh", acrónimo despectivo utilizado en árabe para el ISIS, está intentado "establecerse como una entidad sobre el terreno" y, si consigue esa capacidad, "no habrá ejército uniformado que los detenga".
Por su parte, Dempsey opinó que las ofensivas de ISIS en Ramadi y contra la estratégica refinería de Baiji son demostración de que Irak necesita legitimar sus fuerzas de seguridad sobre el terreno y conectar los territorios que asegura para evitar volverlos a perder.
Dempsey dijo que la toma de la estratégica Tikrit es un modelo a seguir, en tanto en cuanto sirvió para demostrar que las fuerzas de seguridad iraquíes pueden aliarse con otros grupos, como milicias chiítas y tribus suníes, para retomar puntos estratégicos.
No obstante, entre la población local persiste el temor a que las milicias chiítas más radicales tomen represalias y no resuelvan los recelos sectarios del país.
Estados Unidos y otros miembros de la coalición internacional contra ISIS siguen bombardeando desde aire posiciones yihadistas para permitir que las fuerza iraquíes avancen y frenen a los yihadistas, que ha perdido, según el Pentágono, hasta un 30% de sus dominios desde el pasado verano.