BRASILIA.- El gobierno de Brasil dijo el martes que está "evaluando" cómo proseguirá su relación con Indonesia,
horas después del fusilamiento del brasileño Rodrigo Muxfeldt Gularte, acusado de narcotráfico, el segundo desde que comenzó 2015.
El ministro interino de Relaciones Exteriores, Sergio França Danese, dijo en una rueda de prensa que Brasil puso en análisis su vínculo con Indonesia y que después de tantos apelaciones infructuosas de clemencia está "justamente procediendo a esa evaluación de cuál será la actitud hacia ese país".
Actualmente la relación diplomática entre ambos países se mantiene a nivel de encargados de negocios tras el fusilamiento de otro brasileño.
Por su parte, el canciller brasileño Mauro Vieira, de visita en Colombia manifestó que Indonesia desconoció "cuestiones humanitarias" al ejecutar el martes al brasileño.
"Hicimos todas las gestiones posibles, la presidenta Dilma Rousseff envió numerosas cartas, seis cartas al anterior y actual presidente de Indonesia", señaló Vieira, quien recordó además que el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva también adelantó gestiones en ese sentido.
Previamente el gobierno de Brasil indicó en un comunicado que recibió "con profunda consternación la noticia de la ejecución" de Gularte, de 42 años, efectuada después de la medianoche de Indonesia, en una acción que desoyó las presiones internacionales y los pedidos de clemencia.
Gularte había sido detenido en 2004 al tratar de entrar en el aeropuerto de Yakarta con seis kilos de cocaína escondidos en tablas de surf.
Su familia presentó varios informes médicos para demostrar que sufría esquizofrenia y que, por lo tanto, no debía ser ejecutado. Pero la fiscalía sostuvo que no existían impedimentos para proceder y el brasileño perdió la vida junto a otros seis extranjeros y un local, todos condenados por narcotráfico.
El comunicado de la cancillería volvió a calificar a la ejecución como "un hecho grave en el ámbito de las relaciones entre los dos países", que comenzaron a deteriorarse con el fusilamiento en enero de Marco Archer, también condenado por tráfico de drogas.
Desde la muerte de Archer, Rousseff ha advertido que habría consecuencias en las relaciones bilaterales. Poco después de la ejecución, la mandataria, que aún no designó un nuevo embajador, rechazó las cartas credenciales del diplomático propuesto por Yakarta.
Gularte será sepultado en Brasil, informó la cancillería sin aportar más detalles.