SEÚL.- Corea del Norte criticó hoy al Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, por no pedir disculpas en su discurso pronunciado ante el Congreso de EE.UU. por las mujeres coreanas que fueron convertidas en esclavas sexuales por el ejército nipón durante la II Guerra Mundial.
La alocución de Abe el miércoles frente a la cámara baja en Washington fue "un insulto intolerable a las víctimas", sentenció un portavoz del Ministerio de Exteriores de Corea del Norte, en declaraciones recogidas por la agencia estatal KCNA.
El Primer Ministro aludió al pasado militarista de Japón durante el discurso, pero evitó pedir disculpas explícitas por el sistema de esclavitud sexual del Ejército Imperial, que durante los últimos años de la colonización japonesa de Corea reclutó a miles de jóvenes y adolescentes a las que envió a burdeles militares.
Pese a las presiones de varios legisladores estadounidenses en los días anteriores e incluso a la presencia en la sesión de una anciana coreana que sufrió estos abusos décadas atrás, Abe evitó mencionar el episodio concreto en su alocución.
"Los horribles crímenes contra la humanidad cometidos por Japón durante la ocupación de Corea y la II Guerra Mundial son atroces hechos históricos que pueden no ser ocultados ni cubiertos", criticó el portavoz norcoreano en el comunicado de la agencia estatal.
Agregó que "si las autoridades japonesas persisten en ocultar y repetir su historia criminal, nunca podrán evadir una destrucción tan vergonzosa como su derrota en la II Guerra Mundial", e instó al primer ministro nipón a "pedir perdón y reparar todos los crímenes".
En su discurso, histórico por ser el primero de un jefe de Gobierno nipón en el congreso de EE.UU., Abe sí mencionó que "los conflictos armados siempre han hecho que sean las mujeres las que más sufren" y deseó que "en nuestra época, las mujeres estén libres de abusos contra los derechos humanos".
Tanto Corea del Norte como Corea del Sur han criticado duramente la posición del Gobierno de Shinzo Abe sobre las esclavas sexuales, hasta el punto que este tema ha generado fuertes roces diplomáticos entre Tokio y las dos mitades de la península coreana.
El Gobierno de Japón reconoció por primera vez oficialmente la situación y pidió disculpas en la llamada "declaración Kono" de 1993, que toma su nombre del entonces ministro portavoz nipón, Yohei Kono.
No obstante, el Ejecutivo de Abe cuestionó el año pasado la verificación de los testimonios de las víctimas que dieron lugar a esta declaración, lo que se interpretó como un intento de poner en duda los actos cometidos por el Ejército Imperial.