Boscolo sigue la tradición de su padre, quien también es gondolero en la ciudad italiana.
ReutersVENECIA.- Una mujer se convirtió hoy en la primera "gondoliere" de Venecia, tras aprobar el examen que le permitirá a partir de ahora estar al frente de esos típicos "bote-taxi" de la ciudad de los canales, tarea con la que pondrá fin a nueve siglos de historia de un oficio exclusivo de hombres.
"La góndola es mi amor desde siempre", contó la joven Giorgia Boscolo, de 23 años, apenas conoció la noticia.
Sabe que la aprobación del examen en el Ente Gondola es una victoria personal y a la vez de género. Y aunque feliz, la suya parece una sorpresa calma: desde niña admiraba aquél que es el oficio de su padre, Dante Boscolo, gondolero en la zona de Santa Sofía, a quien soñaba con seguir sus pasos.
"A diferencia de mis tres hermanas, que preferían salir con sus amigas, yo prefería hacerlo con mi padre en góndola", contó Giorgia.
La ansiedad de Giorgia por concretar su sueño de guiar una góndola se extendió sin embargo hasta el límite de lo imaginado: resultó última en la clasificación entre 22 aspirantes, y a la par en nivel junto a una colega de treinta años.
Pero los jueces del Ente Gondola que evaluaron su desempeño le otorgaron la posibilidad de acceder a una beca como reemplazante de "gondoliere", puesto al que podía acceder gracias a su joven edad.
Casada y madre de dos niños, Giorgia sabe que su oficio le demandará tiempo y esfuerzo por partida doble: se trata de un trabajo que exige fuerza, para que la tracción del remo en esas aguas pantanosas se traduzca en un desplazamiento extenso y sereno.
"Es verdad, es un trabajo que requiere de mucha fuerza física, pero con la experiencia la fatiga se vuelve mínima, y experiencia mi hija acumuló ya mucha", aportó Dante Boscolo.
Y en lo que refiere a sus responsabilidades domésticas, Giorgia aseguró que no son inconvenientes: "No tengo intenciones de quitarle nada a mi familia, que está primero que todo", dijo. "Y además existen las niñeras, que pueden ayudar a conciliar trabajo y afectos", declaró agitada, mientras corría para llegar a tiempo al horario de ingreso a la escuela de su hijo más pequeño.
En su examen final, Giorgia dejó fuera de competencia a otras dos postulantes mujeres, la italiana Alessandra Taddeo y la alemana-norteamericana Alexandra Hai, las mismas con quienes en el pasado había compartido la frustración por el aplazo de los jueces del Ente Gondola.
Lo que sigue, ahora, quizás sea tan estimulante como la lucha para la alcanzar su victoria, como ganarse el respeto de los 425 "pope" en servicio. Aunque esa perspectiva asoma menos difícil:
"Se merece haber pasado la prueba, porque puso mucho empeño. Venía con nosotros para practicar en su tiempo libre", declaró Roberto, "gondoliere" en Santa Sofía.
Su colega tampoco pierde de vista la fuerza que deberán ejecutar los brazos de Giorgia, teniendo en cuenta que una góndola tiene unos 11 metros de largo y pesa unos cinco quintales (500 kilos). "Nuestro trabajo es muy físico, pero esperamos que Giorgia lo logre lo mismo", dijo.
A la joven gondolera, aquello la tiene sin cuidado. "No olvido las palabras del presidente del Ente Gondola, que recordó que un parto es mucho más difícil que ser gondolero", concluyó.