ROSKILDE (Dinamarca).- Tras la muerte de ocho espectadores el viernes durante el festival de rock de la localidad danesa de Roskilde, testigos oculares criticaron hoy a los organizadores por haber reaccionado de forma demasiado lenta.
En declaraciones radiales, Per Johansen, de 37 años, dijo que como miembro de las fuerzas de seguridad delante del escenario intentó en vano durante quince minutos lograr que se suspendiera el concierto de Pearl Jam, al ver a los espectadores atrapados delante suyo.
"El mensaje tardó demasiado en llegar al encargado del escenario y a la banda", opinó Johansen, quien desde hace varios años integra el equipo de seguridad de este evento.
"Desde el momento en que por primera vez vi que había gente que se había caído y que no se podía levantar hasta que se interrumpió la música pasó al menos un cuarto de hora", aseguró Johansen.
Recién tras muchas idas y venidas se logró contactar con el cantante de la banda estadounidense Pearl Jam, Eddie Vedder, que entonces pidió a la masa -ya demasiado tarde- que se retirara.
"Con acusaciones tan graves tras una tragedia tan seria debería acudir a la policía", respondió el jefe del festival, Leif Skov, que defendió de toda crítica a los sesenta hombres encargados de la seguridad del escenario.
Tres asistentes suecos que el viernes también quedaron atrapados delante informaron al diario "Dagens Nyheter" que las fuerzas de seguridad se mostraron muy pasivas y no fueron lo suficientemente fuertes como para sacar rápidamente de la masa a los atrapados hacia el espacio de seguridad delante del escenario.
Los tres relataron que "se luchaba por cada milímetro de espacio. Si alguien levantaba un pie, no podía volver a pisar el suelo. Aplaudir era imposible".
En esa estrechez torturante, según los testimonios, hacía un calor tremendo y faltaba completamente el oxígeno a nivel del suelo, lo que para los espectadores que resbalaron y cayeron se convirtió en una trampa mortal.
Más de dos días después de la tragedia, la policía resumió lo ocurrido señalando que el público en torno a los fallecidos se comportó de manera "extraordinariamente salvaje".
El organizador del concierto, Paddy Gythfeld, que durante años trabajó en la seguridad en Roskilde, opinó: "Hay indicios de que el público es actualmente más agresivo y quiere experimentar las cosas de otra manera que hace un par de años".
Pequeños grupos de violentos, algunos de ellos ebrios, intentaron provocar disturbios empujando a la gente. Este tipo de situaciones hay que enfrentarlas con conceptos nuevos, dijo Gythfeld, por ejemplo, limitando el acceso a la zona que está directamente delante del escenario.
Tanto observadores como testigos oculares consideraron especialmente peligrosa la práctica llamada "stage diving", en la que el público transporta a alguien en el aire por encima de la masa, y que también se llevó a cabo en el recital de Pearl Jam.
"Lo realmente increíble de la catástrofe de Roskilde es que no haya sucedido muchísimo tiempo antes", opinó el diario "Information" de Copenhague, haciendo referencia al hecho de que muchos de los que se ubican justo delante del escenario en realidad están buscando la adrenalina que ese riesgo implica.
El Festival de Roskilde finalizó esta madrugada sin otros incidentes. El clima deprimente que se había extendido tras la muerte de los tres daneses, tres suecos, un holandés y un alemán se había disuelto ya un poco.
Ante 30.000 espectadores se presentó el estadounidense Lou Reed, que durante su actuación en el mismo escenario que Pearl Jam no hizo ninguna referencia al accidente.
El portavoz de la policía Bent Rungstrom dijo respecto del comportamiento de los 74.000 asistentes a los conciertos los dos días posteriores a la tragedia: "En el fondo, es increíble lo tranquila que estuvo la gente".