SANTIAGO.- "Yo soy el Diego" se hizo sobre más de 30 horas de entrevistas de dos periodistas argentinos, cercanos al personaje. Uno es el uruguayo Ernesto Cherquis Bialo, gerente de deportes de radio Rivadavia y ex director de "El Gráfico", quien dijo que el libro les demandó 94 días de escritura, 98 horas de grabaciones y un mes de convivencia en la capital cubana.
El otro autor o entrevistador es Daniel Arcucci, actual editor de deportes de diario "La Nación", quien además visitó a Maradona en La Habana, ciudad caribeña donde el ex astro argentino se hace actualmente un tratamiento contra la adicción a las drogas.
Según el "Pibe de oro", todo lo escrito (o relatado) es verdad, y lo jura por sus hijas. Que lo escrito -más bien lo dicho- fue "a corazón abierto", sostuvo en el lanzamiento del título, en el hotel Hilton, de Buenos Aires.

"No escribí esto por buchón, lo hice porque quiero que la gente conozca las cosas desde adentro. Y lo hice a corazón abierto, con el poco corazón que me queda", afirmó y agregó también la imagen que quieren proyectar algunos deportistas: "Estoy por cumplir 40 años y estoy cansado de algunas cosas. De esos jugadores que aparecen como buenos de la película y por atrás hablan, eso no lo quiero y por eso acá cuento algunas verdades".
La historia tiene sus inicios en Villa Fiorito (cuando emigra, afirma "yo soy la voz de los sin voz"), donde sus padres Diego y Tota criaron a ocho hijos, entre ellos Dieguito, que compartía pieza "de dos por dos" con sus hermanos.
En ese ambiente, el fútbol era la válvula de escape al hambre, el sueño, la sed, las angustias... típicas necesidades insatisfechas de barrio pobre. Su primer balón lo recibió a los tres años de edad.
En la biografía, abundan los secretos de camarín y humanos, con triunfos, muchos, y fracasos, los menos, como toda biografía en que lo incómodo se cuenta al pasar o, simplemente, se olvida. Encuentros con muchos personajes, como "El Abuelo", el líder de la barra brava del club Boca Juniors; sus petitorios a la hora de fichar en cada equipo internacional, y su relación con Menem y Cóppola, su representante, tocadas muy superficialmente, entre otras.
De los acontecimientos ingratos y polémicos en la carrera de Maradona, muy poco abordan los periodistas. O derechamente, él no quiso comentarlos. Faltó referirse a su crisis con las drogas, los enfrentamientos con balines con profesionales de la prensa, el proceso judicial seguido contra Cóppola en 1996; el dóping positivo en el Mundial de Estados Unidos, en que inmortalizó hacia el mundo la frase "me cortaron las piernas".
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