SANTIAGO.- El frío de la noche santiaguina y la hora y media de espera que tuvieron que soportar las cerca de diez mil personas que concurrieron anoche al concierto de Sui Generis, para que Charly García y Nito Mestre subieran al escenario, comenzó poco a poco a dejar estragos en los ánimos de los asistentes.
Un número importante de público abandonó la pista atlética del Estadio Nacional cerca de la medianoche, cuando Charly amparado en su calidad de "artista" se tomó un break de unos 15 minutos. El resto de los asistentes se mantuvo en pie hasta el fin, que ocurrió a la una y media de la madrugada de hoy jueves.
Las emblemáticas y antiguas canciones del grupo fueron coreadas por los treinteañeros asistentes al show. Y aunque muchos esperaban tener un reencuentro con el pasado y la nostalgia, el espectáculo se alejó de eso y no logró emocionar, salvo en contadas ocasiones con sólo algunas canciones.
Charly García apareció con su rostro pintado de rojo y vestido con una chaqueta blanca con celeste, zapatillas y pantalón blanco. Se apoderó del escenario tocando guitarra y dos teclados, moviéndose al compás de la música y guiando en todo momento al público que lo siguió con poco ánimo.
Mientras, Nito Mestre ponía la voz en las canciones sin que lograra ser parte importante del show, que por sí solo ofrecía Charly.
El artista chileno invitado fue Eduardo Gatti, quien pasó casi inadvertido para el público. Sólo una canción alcanzó a tocar con Mestre y bajó del escenario tal como había subido, sin mucha gloria.
Sólo a la una de la madrugada se encendió la masa con la clásica Rasguña las piedras, que fue coreada por todos los asistentes. Ese momento marcó el peak de un recital que, en general, no tuvo gusto a nada, porque no fue ni nostálgico ni contemporáneo.
Las expectativas creadas con este reencuentro eran demasiadas para lo que finalmente fue el producto: un dúo legendario que no logró revivir lo que fueron hace 25 años atrás.