SANTIAGO.- Pocos sociólogos se han inmerso tanto en el debate político e intelectual del país como Manuel Antonio Garretón, actual profesor titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y ex director y decano del Centro de Estudios de la Realidad Nacional.
De una gran producción literaria, su búsqueda de un mayor desarrollo de los temas sociales nunca se ha alejado de la contingencia política, como se refleja en su reciente publicación -"La sociedad en que vivi(re)mos"- donde busca denodadamente responder interrogantes respecto del futuro de la sociedad.
Interrogantes que se hace este sociólogo desde la perspectiva del cambio que las sociedades estarían experimentando a nivel estructural y valórico. "Es aquí donde renace la necesidad de devolverle al estado un rol dirigente, construyendo muchas más polis, unidades de sociedad", añade.
¿Cuáles son las motivaciones de su libro?
"Mi preocupación, el hilo conductor, es una cuestión intelectual y también pasional, que es la angustia de cómo se va organizar la sociedad humana. Ese es el gran tema de la sociología, no de la psicología, preguntarse en qué sociedad vivimos".
Usted plantea la hipótesis de un gran cambio para nuestra sociedad, partiendo de la base que antes vivíamos en un tipo específico de sociedad...
"Es que durante dos siglos vivimos en un tipo de sociedad, la sociedad industrial de estados nacionales. Claro que cuando digo eso, me refiero a que vivimos en un cierto tipo societal, por que no había ninguna sociedad concreta, una sociedad de estado nacional pura, éstas siempre se combinan".
Y Garretón ejemplifica: "En los países latinoamericanos se cruzaba el aspecto campesino, el indígena (que tiene su propio modelo), pero la sociedad industrial de estados nacionales fue el modelo predominante. Y con los procesos de globalización, con los de expansión de las identidades y las perspectivas, y con la interpenetración entre las sociedades de los mercados de los medios de comunicación lo que está ocurriendo es que la forma principal de organización de los últimos dos siglos, que fue el estado nacional o la sociedad política pareciera debilitarse".
Para el autor, entonces, lo que se viene para el futuro es una "situación donde lo que hay son individuos, tribus, poderes fácticos, mercados, poderes comunicacionales y lo que desaparece es la polis, es decir, el espacio en el cual se constituyen comunidades políticas. Esa es la gran pregunta del libro, qué tipo de sociedad estamos viviendo y cómo podemos reconstituir un espacio de sentido entre los individuos -avasallados por los poderes fácticos, los mercados o los ghettos identitarios- y el mundo globalizado".
Su respuesta es bastante contradictoria, considerando que reconoce la poca importancia que tiene para el ciudadano actual la política, pero basando en ésta la reconstrucción del espacio social...
"Es que ese espacio sigue siendo de la sociedad política, el estado nación y será también de la sociedad política a nivel local y supraestatal, (los bloques, como la Unión Europea), así como la idea de una polis mundial, de un gobierno mundial, pero mi eje de preocupación es cómo reconstituimos un país, que no sea un puro agregado territorial ni uno poblacional".
En tal sentido, el autor se plantea una pregunta sobre América Latina: "Nunca llegamos a ser una sociedad industrial de estado nacional, donde además el elemento constitutivo de la sociedad fue el estado, ¿qué va a pasar, cómo va a enfrentar la sociedad post industrial globalizada que se le va a ir metiendo? Entonces, la necesidad es de construir polis, sociedades, de devolverle al estado un rol dirigente construyendo muchas más unidades políticas".
¿Y cómo ve a Chile frente a este fenómeno mundial?
"Aquí la cuestión es que estamos viviendo los mismos problemas que viven otras sociedades pero, además, como cada sociedad elabora su modelo de modernidad, Chile es hija de su historia y aquí hay problemas específicos que impiden que el país se constituya como sociedad política, es decir, que se pueda integrar un país entero y no sectores al mundo globalizado. Que todos queden incluidos, no sólo poderes fácticos, no sólo transnacionales, no sólo el aspecto comunicacional sino que el país pueda integrarse como tal".
¿Cuáles son esos problemas?
"Básicamente yo diría que es la ausencia de un sistema político completo. Nuestra democracia es una democracia incompleta, de baja calidad, con demasiadas herencias del régimen militar, yo siempre he hablado de los enclaves autoritarios. La pregunta es si hoy estamos en presencia de enclaves democráticos o dentro de un sistema autoritario".