MADRID.- Los nuevos realizadores chilenos tienen como norte el entretenimiento de sus públicos, aunque procurando al mismo tiempo que sea un cine "con contenido", según un grupo de cineastas del país andino que fueron a Madrid para dar a conocer esta filmografía. "El cine de estas generaciones nuevas, está hecho de cara más al público", afirmó este martes el director Cristian Galaz, autor de la exitosa película "El chacotero sentimental", durante la presentación en Madrid del ciclo "Imágenes del sur: Cine Chileno", organizado por la Casa de América. "Hay que hacer cine de cara al público. Mi primera función es entretener y si toca alguna fibra sensible, tanto mejor", afirmó, por su parte, su colega Edgardo Viereck, al hablar de su película "Mi famosa desconocida", incluida también en la muestra. El ciclo está compuesto por óperas primas, entre las que se encuentran, además de las dos películas de Viereck y Galaz, los filmes de Alex Bowen Carranza "Campo minado", de Martín Rodríguez "En un lugar de la noche" o "Angel Negro" del joven Jorge Olguín. También están incluidas "LSD" de Boris Quercia, "Aquí se construye" del director Ignacio Agüero y "Niños del Paraíso", documental, codirigido por Paola Castillo y Valeria Vargas. La muestra quiere dar a conocer a la nueva hornada de cineastas que están empezando a resurgir en Chile, cuya producción cinematográfica "se encuentra en un momento excepcional", según el agregado cultural de la embajada chilena en Madrid, José Cayuela. En estos momentos, "hay una producción constante. El año pasado se estrenaron entre 12 y 14 largometrajes", lo que es síntoma de una recuperación, ya que "desde el retorno a la democracia (en 1990) se venían haciendo uno, dos, tres películas anuales", aseguró Galaz. Los nuevos filmes chilenos responden a una amplía gama de géneros que van desde el terror de "Angel Negro" hasta la "comedia popular" de "Mi famosa desconocida" pasando por el género de aventuras más clásico, que "no provoca ningún cuestionamiento", como es el caso de "Campo minado". Pero, una nota común a todas ellas es que las alusiones a lo ocurrido durante la dictadura militar y el avasallamiento de los derechos humanos se toca siempre de manera "tangencial", si se toca. "Angel Negro" comienza con la desaparición de una joven, lo que llevó a algún diario chileno a calificarla de "gran película sobre los desaparecidos" durante la dictadura militar chilena (1973-90), aunque Olguín aseguró que la historia de Chile no estaba en su ánimo al hacer la película. Galaz reconoció que el cine chileno "no ha podido hablar de ciertas cosas por ser tildadas de política", pero adelantó que su próximo proyecto versará sobre los sucesos ocurridos durante los años de la dictadura porque es "historia". "Una cosa es la política y otra es la historia. El atropello de los derechos humanos en Chile más que política es historia", dijo el autor de "El chacotero sentimental", cuyo próximo film se titulará "Pisagua" y girará en torno al tiempo que pasó en este campo de detención de la dictadura militar chilena el humorista Jorge Navarrete. Tanto Olguín, como Galaz, Viereck, Rodríguez o Bowen denunciaron que en Chile todavía ''hay un consejo de censura'', en el que se integran dos miembros de las Fuerzas Armadas, que debe cribar la producción cinematográfica.
Aunque lo más grave de esta situación, no es la censura que se pueda imponer, sino que acaba interiorizándose creando ''un paisaje mental autocensurado'', los cineastas ''consciente o inconscientemente se autocensuran'', aseguró Viecker.
Para los directores chilenos, otro de los grandes obstáculos para llevar a cabo sus proyectos es la falta de recursos y de apoyo estatal, aunque el presidente chileno Ricardo Lagos ''se ha empeñado en el apoyo a la cultura y al cine'', según Cayuela.
Hay ''algún mecanismo que se ha desarrollado para apoyar el cine, son mecanismos todavía muy pequeños pero eficaces, y nosotros estamos levantando una ley de fomento audiovisual y creo que pronto vamos a ver una nueva ley'' de producción de cinematografía en el ''Parlamento'', concluyó Galaz.