SANTIAGO.- No es novedad para este poeta, abogado y ex diplomático publicar su sentir en palabras e imágenes, y es que, al parecer, los versos le quedaron ya algo escasos para expresar su pesimista visión sobre el Chile de hoy. "Mi indignación es moral, razonada", ha dicho.
Así es Armando Uribe Arce, hombre que vivió su destierro en Europa (París) y Asia (Pekín) con el advenimiento y permanencia del régimen militar, y que ha destacado en los últimos años, de regreso a Chile, con sendos libros de poemas, como
Odio lo que odio y rabio como rabio,
Las críticas de Chile y
Los ataúdes. Las erratas.
Ahora, es LOM Ediciones la que recibe y publica sus reflexiones en
A peor vida, título con poemas ilustrados con sus propias pinturas, en que Uribe no se cansa -y le duele, además- saber que nuestro país sigue por el mal camino, casi rozando la infinitud, como la estolidez.
En tal sentido, el autor se resiste a perder el sentido común, a repetir las respuestas del colectivo y busca, casi como un "poeta en el aeropuerto", cantaría Joaquín Sabina, pensar profunda y honestamente sobre el género y el ser humano.
En el libro surgen los odios, las denuncias a lo banal, las falacias y caretas sociales, las interrogantes sobre cuáles son los valores presentes en medio de un entorno -léase país, ciudad, comuna- que se cae a pedazos. Sin vuelta atrás. Entonces, el lector deambula por "los sexos y los amores espirituales. Los enemigos y amigos y hasta los indiferentes y mediocres. La tontería, deux ex machina, con sus majaderías, ignorancias y flojeras".
Lo escribe así aunque le signifique el rechazo de cierto público, el mismo que lo encasilló como el "poeta rabioso" por su anterior libro de 1998, puesto que su violencia verbal se incuba más que en un defecto de temple en una sana reacción ante el indignante estatus social.
Sus versos -sostiene la editorial- son "la representación poética de un coraje, de una esperanza, de una honestidad que con desenfado, curiosidad y humor y desde una tristeza, que es total, nos grita
cantos vociferantes lamentos de profundis".
Armando Uribe explica el libro: "Trata de lo que les pasa a desdichados chilenos que van muriendo mientras a vivir saltando perduran tenazmente en la crítica de lo que aman. Aparece el antiguo desterrado que lee en su exilio y labora u ora. Reaparece el católico cristiano. Asoma su cabeza la política, y se refocila cruel y neciamente la hidra bárbara denominada continuidad de la dictadura".
Y dicha estupidez humana la extrema más allá de lo infinito, como dijo en
El Mercurio: "Considero que, como dice una frase griega, lo que está más cerca de una idea de infinito es la estupidez humana. Yo llego más lejos y afirmo que la estupidez humana, porque da la sensación de infinito, es una de las pruebas de la existencia de Dios".