BOGOTA.- Casi 25.000 bogotanos desafiaron la lluvia para asistir el martes por la noche a un concierto del cantautor español Alejandro Sanz, que realizó en la capital colombiana la segunda escala de su gira "El alma al aire 2001", que presentará en otros once países de América Latina, el Caribe y Estados Unidos.
El artista, de 32 años, interpretó en el estadio "El Campín" algunas de las diez canciones de su último disco "El alma al aire", que vendió un millón de copias una semana después de su lanzamiento, en septiembre pasado, así como de anteriores trabajos como "Más".
"Gracias por venir en medio de tanta lluvia. Pero no hace frío", manifestó el cantante, precedido por el grupo colombiano "Bacilos", en alusión a la cálida acogida del público de Colombia, país que no visitaba desde hacía dos años.
Desde la grama y las tribunas, el público coreó y bailó una a una las canciones de Sanz y a los gritos de "Grammy", premio al que es candidato, el artista contestó: "Ahora mismo tengo aquí 24.000 premios conmigo".
El concierto no pudo ser interrumpido por los aviones que pasaban sobre el estadio, que parecía un inmenso pastel iluminado por miles de luces.
Alejandro Sanz interpretó "Mi soledad y yo", "Quisiera ser", "Cuando nadie me ve", "Llega, llegó Soledad" -un homenaje a la ciudad de Buenos Aires-, "Amiga mía", "Silencio" y "El alma al aire", tema central del nuevo disco, con el que ha ganado ya 24 discos de platino, los dos últimos en Caracas y Bogotá.
El autor arrancó una ovación cerrada cuando se arropó con una bandera tricolor colombiana y afirmó que estaba feliz de estar en un país al que los extranjeros temen visitar.
Después cantó un popurrí, que terminó interpretando en italiano, y, tras un fallido intento de despedida, anunció que se iba "por bulerías" con la guitarra, con tonadas que ofreció a su compatriota, el matador de toros Julián López "El Juli", que se encontraba en una de las primeras filas.
Los aires gitanos los dedicó a las campañas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) a favor de los niños desplazados por la violencia y comentó que "hay que tener conciencia de este tipo de cosas".
No obstante, el público no le permitió despedirse sin cantar, por fin, el "Corazón partío", pese a que no consiguió que los técnicos apagaran las luces como él pedía.
Sanz se sentó al piano acompañado por el coro de 24.000 voces que le aplaudían, antes de despedirse con un "hasta siempre".
En el concierto se utilizaron más de 300.000 vatios de luces, 140.000 de sonido y doce máquinas generadoras de humo, además de dos pantallas gigantes.
El cantautor vistió un traje negro de Antonio Miró y en uno de los recesos entre las canciones presentó uno a uno a los trece músicos y coristas.
Alejandro Sanz, que abrió la gira en Caracas el pasado 17 de febrero, saldrá de Bogotá para Quito, donde se presentará el próximo viernes.
Después actuará el 26 de febrero en el Festival de Viña del Mar (Chile), en marzo estará en territorio mexicano (Puebla, Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara), además de en Lima y Santiago de Chile, y en abril en las ciudades argentinas de Mendoza, Córdoba y Buenos Aires, así como en San Juan de Puerto Rico.
En mayo viajará a EEUU para ofrecer conciertos en Miami, Nueva York, Boston, Chicago, Los Angeles, San Diego, Houston y El Paso, y en junio llegará a Santo Domingo.
La gira recorrerá media docena de ciudades españolas desde finales de junio hasta comienzos de julio.