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Con ustedes, Palmenia Pizarro 23/02/2001

23 de Febrero de 2001 | 00:00 |
Esta noche, por primera vez en sus 38 años de carrera, la hija ilustre de San Felipe se subirá al escenario de la Quinta Vergara. Y lo hará con toda una vida a cuestas, llena de aplausos y amarguras. Si el éxito puede llegar a ser una condena, ella lo sabe bien.

Por Pablo Márquez F.
(23/02/2001)


Hace más de 35 años, mucho antes de que comenzara a recorrer el mundo interpretando su aplaudido cancionero romántico, Palmenia del Carmen Pizarro tuvo la oportunidad de su vida. Se acuerda bien. Fue una noche despejada, en 1965, viajando por la carretera entre Arica e Iquique junto a un grupo de artistas.

A la distancia, cuenta, vio a tres naves extraterrestres que los alumbraban con potentes luces. La más grande dice la cantante, gesticulando con las manos con la misma energía con que lo hace arriba del escenario era la nave madre, que le daba instrucciones a las otras más pequeñas para que sobrevolaran el bus. El motor del vehículo se detuvo y, en lugar de enmudecer, los músicos, humoristas y cantantes protagonistas de este encuentro cercano comenzaron a gritar "llévennos a Marte, llévennos a Marte, queremos actuar para ustedes...".

Palmenia Pizarro suelta una carcajada al recordar la historia. Tiene gracia para contar cuentos, muy buena memoria y no deja escapar ningún detalle. Y aunque no puede incluir en su larga trayectoria un concierto para audiencia marciana, es capaz de enumerar, sin repetir ni equivocarse, las decenas de países e historias que ha vivido en todos estos años.

Momentos como los de mediados de los 70, en Tokio, cuando debió aprender por fonética dos de sus canciones en japonés a pedido de un público fiel. O cuando, en pleno mundial de México 86, se paró en la avenida Reforma, ahí en el corazón del D.F., para cantarle a un millón de personas que celebraba el empate del equipo local frente a Paraguay.

Y a partir de esta noche, desde el momento mismo en que Antonio Vodanovic comience a presentarla, va a guardar en su privilegiado disco duro el momento que secretamente anhelaba por muchos años: su primera actuación en la QuintaVergara, a sus 38 años de carrera y con 71 discos editados. Serán un total de 15 canciones, entre viejos éxitos y algunas de sus nuevas composiciones, que pasarán a ocupar un capítulo especial dentro de sus abultados recuerdos.

"No actué antes en Viña porque, simplemente, los canales que lo organizaban nunca me llamaron. Yo no soy de las artistas que se ofrecen y, pensaba, si no me llaman no voy a estar. No tenía drama con eso... pese a que soy hija ilustre de la V Región, ciudadana distinguida, porque soy de allá, de San Felipe".

- Pero, imagino, algo le tiene que haber molestado esa actitud...

"No, pero ya tenía descartado de mi vida el actuar alguna vez en Viña del Mar. Pensaba que no iba a ir nunca. En todos estos años, a pesar de haber hecho una carrera internacional tan completa, nunca tuve ningún contacto con la gente que organizaba el festival. Tampoco me iba a pasear frente al hotel OHiggins como otros artistas y ni siquiera fui a la Quinta Vergara como espectadora. Fue muy raro, pero gracias a Dios las cosas cambiaron y aquí estoy".

- ¿Estaba esperando el momento, cierto?

"Sí, pero más que nada por cumplir un sueño que tenía mi mamá y que nunca me lo había confesado. En diciembre pasado, el día que regresaba a México (su residencia desde 1973) después de un par de meses de trabajo en Chile, ella se puso a llorar y me dijo que le había pedido mucho a Dios para que yo pudiera estar en Viña. Acepté venir por cumplirle a mi madre y también porque tengo un público joven muy importante que me sigue y que me dará mucha fuerza para el concierto de hoy... Igual es difícil estar tranquila, porque sé que apenas empiecen a anunciarme voy a sentir una cosa muy fuerte en el estómago".

Antes que Micky

Con más de dos décadas de residencia permanente en Ciudad de México, país que la ha adoptado como una de sus hijas preferidas, Palmenia del Carmen Pizarro sigue siendo una figura muy presente en la memoria del público chileno.

A pesar de su cabellera rubia y los anteojos de sol que le cubren sus expresivos ojos, la gente se le acerca y la toca como a una santa. Por eso, caminar con ella por el Muelle Vergara de Viña del Mar puede llegar a ser una verdadera posta. "Sigue tan linda como siempre", le dice al oído una joven mamá. Ella se detiene y lo agradece. Con un beso si es necesario. Y así, con todo el mundo. Con el manicero que dice tener todos sus discos en vinilo y con dos adolescentes que saben perfectamente que la señora de morado es la intérprete de "Cariño Malo".

Todo eso gracias al éxito radial de su último disco, "Con el corazón en la mano", placa que la obligará a volver a México el próximo mes para repetir allá las tareas de promoción y los conciertos. Un trabajo agotador, confiesa, especialmente por los múltiples viajes, pero que resulta indispensable si quiere mantener el puesto que hoy ocupa dentro del romancero latinoamericano.

"Si me preguntas por qué me he mantenido más vigente que algunos de mis compañeros de los años 60, gente de la Nueva Ola por ejemplo, es porque ellos se quedaron en Chile y yo, en cambio, afuera pude seguir grabando. Tengo hasta un disco de poemas editado en México y soy productora de algunos artistas allá... Esa es la parte que no conocen de Palmenia Pizarro en Chile".

- Como haber comenzado con la moda de grabar los boleros más importantes del repertorio hispanoamericano mucho antes que Luis Miguel con su "Romance"...

"A todos los países que Palmenia llegó, grabó. Y fue así como comencé a grabar boleros, el 89, y Luis Miguel me vio cantándolos en un programa de la televisión mexicana ("La movida", conducido por Verónica Castro)... Sólo digo que si sirvo para dar el ejemplo de lo que hay que cantar, pues me siento muy contenta. Lo único que quiero dejar en claro es que yo lo hice primero".

- Haber salido de Chile, entonces, fue lo mejor que le pudo haber pasado a su carrera...

"Sí, porque de no haber sido por eso, por ejemplo, no habría llegado hasta Japón o a la televisión alemana para cantar en castellano para promocionar el Aloe Vera...".

- ¿...?

"Sí, el Aloe Vera, esa planta maravillosa llena de propiedades... Me vieron en la televisión mexicana, con todos mis gestos en el escenario, y un ejecutivo alemán encontró que yo comunicaba muy bien. Y me llevó a cantar a Alemania, en español, sin que nadie entendiera nada de lo que yo decía. Y ahí estaba yo, cantando rodeada de plantas de Aloe Vera. Fue increíble".

Perdón y Olvido

"Híjole, qué bueno está esto", exclama Palmenia del Carmen Pizarro al probar la reineta a la plancha, su pescado favorito desde que lo descubrió en Chile. Mitad mexicana, llena de dichos y modismos aztecas, la cantante está orgullosa porque ya no le dice aguacate a la palta. Le gusta la palta, pero antes, en los primeros viajes de vuelta a los escenarios chilenos, pocos le entendían cuando la pedía en los restaurantes.

Paso mucho tiempo así. Viajando poco, tratando de volver al medio después de los rumores que la obligaron a dejar Chile por falta de trabajo. Mala suerte decían que traía la Señora de San Felipe. Y si lo decía Don Francisco, la cosa iba en serio.

Ella, discreta, ya no habla del tema. Sin dar nombres y ejemplos, evita tocar el punto hasta lo que más pueda. Y cuando las respuestas son inevitables, con su calma de siempre y mirando a los ojos fijamente, deja en claro que el asunto ya está superado.

"He tenido momentos malos, pero he sabido perdonar y olvidar, dos cosas que al ser humano le cuesta aprender y aplicarlas. Yo he aprendido a controlar todo eso, pero ya estoy en el polo positivo... Pasaron muchas cosas de las que se aprovecharon para lastimarme, pero ahora ya no permito que me lastimen. Aprendí a defenderme, en México aprendí".

- ¿Quedan rencores?

"No.... Yo le deseo todo el éxito del mundo a mis semejantes, especialmente a todos los que estuvieron conmigo en ciertos momentos de mi vida. A todos los respeto y les quiero por igual".

- ¿Alguna vez alguien le dijo algo, le pidieron perdón?

"No, pero hubo gestos. Y a veces eso es más importante que las palabras... Cuesta superarlo, pero yo lo vencí. Ahora soy una mujer nueva espiritualmente, que es lo más importante".

- Y lo que sacó en limpio...

"Fue que en todo lo que se dice o se hace, hay que saber que detrás de todo hay un ser humano y que ante los ojos de Dios todos somos iguales".

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