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Con "Aída" entre dientes

11 de Marzo de 2001 | 00:00 |
Que escucharan a Frank Sinatra pidió el maestro Nikolaus Harnoncourt a los intérpretes de su nueva versión de "Aída" (Verdi), cuyo elenco encabeza la soprano chilena Cristina Gallardo-Domas. En medio de las sesiones de grabación, la artista contó algunos pormenores de su trabajo en la sala de audio, anunció el regreso de "Madama Butterfly" a su repertorio y la posible despedida de "La Traviata".

Por Juan Antonio Muñoz H.



"Me lo mandaron recién y no me pareció tan malo", dice la soprano chilena Cristina Gallardo-Domas (1967) al referirse a su último CD con obras sacras inéditas de Giuseppe Verdi, que fue lanzado en enero bajo etiqueta Decca y que cuenta con la dirección de Riccardo Chailly.

Es una cota más de una carrera internacional que cada día adquiere mayor envergadura y que somete a la artista a un complejo puzzle de fechas para presentaciones en vivo, ensayos para preparar nuevos personajes y grabaciones. En estos días, se agita en medio de sus funciones de debut en el Covent Garden londinense y de los avances para el registro comercial de "Aída" para la casa Teldec que, firmado por el maestro Nikolaus Harnoncourt, es otro de los proyectos con que se quiere conmemorar este 2001, declarado "año Verdi" en los cuatro puntos cardinales. Junto a ella estarán Olga Borodina (Amneris), Vincenzo La Scola (Radamés) y Thomas Hampson (Amonasro).

- Harnoncourt es un director que - alabado o discutido- siempre presenta una "versión". Vale decir, tras cada proyecto suyo hay una idea interpretativa. ¿Qué hay de eso en esta nueva grabación de "Aída", una ópera que, entre el público lírico, cuenta con parámetros muy definidos?

- Hemos discutido mucho su idea, para ir comprendiendo el fondo. Lo que más nos llamó la atención es su insistencia en un aproach con Sinatra. Nos dijo que quería que lo escucháramos mucho antes de grabar.

"El tiene sus conceptos muy claros y también un estilo muy definido. Con Vincenzo (La Scola) nos preguntábamos ¿cómo? Lo que sucede es que él quiere todo muy preciso y muy limpio, y es a eso a lo que se refiere. Lo descubrimos no tanto escuchando a Sinatra cuanto yendo a la sala de audio a trabajar con él".

- ¿Y qué es lo que quiere en verdad? ¿Será una versión muy particular de "Aída"?

- Definitivamente. Hay una manera de aproximarse a los tempi y a la tradición que va a sorprender. En muchos aspectos, él ha querido escapar de lo que habitualmente se hace: quiere reflexión en vez de extroversión, un sonido más lírico y cuidado que dramático, ha trabajado fuertemente los contrastes entre un personaje y otro... Incluso para quienes estamos dentro del proyecto hay cosas que nos parecen inusuales, a las que cuesta acostumbrar el oído.

"No diría que nos ha costado seguir la idea como sí asumirla. Lo cierto es que su versión te tira un poco fuera del contexto; sobre todo porque uno está muy arraigado a la tradición de lo que se pone en escena. Pero el trabajo de Harnoncourt es impecable; todo lo que él pide tiene por respaldo un documento. Ha revisado los conceptos vertidos por Verdi en sus cartas, las observaciones que hacía a los cantantes durante los ensayos de "Aída"; por ejemplo, en mi trabajo con él supe que Verdi quería que una misma voz pudiera cantar Aída y Ameneris, de manera que un mismo material vocal pudiera ocuparse con distinta intención dramática.

- ¿Cómo fue la grabación de "Ritorna Vincitor", que es un aria tan fundamental? ¿Qué indicaciones le dio?

- En una hora de grabación la pudimos sacar. La hicimos dos veces enteras. Después de la primera, corregimos algunos pasajes que fueron a mi favor, porque me parecía que el tiempo iba muy lento. En la otra corrida completa ya salió todo. El estaba contento. Es un aria muy bella y difícil, que uno canta, especialmente en esas frases del final Numi pieta..., con todo el portamento, siempre prolongando. Harnoncourt quiso, en cambio, ataques directos y cortos, sin prolongar nada. Suena distinto, sin duda. El se da su tiempo y después pide la nota. Todo debe ser muy limpio.

- Cuando se anunció que usted participaría en este proyecto discográfico pareció muy especial ya que "Aída" no es un rol de su repertorio y su voz no es la habitual para ese tipo de papeles. ¿Le preguntó a Harnoncourt por qué la escogió?

- Sí. Me dijo que le llamó la atención la ductilidad y la capacidad para enfrentar el forte y los pianísimos. La línea de canto le importa sobremanera y los fiatos. Hay muchos fiatos cambiados en esta versión. Pero, como digo, lo que más le interesó es que mi voz fuera dúctil, que pudiera moverla como quisiera dentro de su concepto.

- ¿También le dio ideas de interpretación teatral? ¿El personaje en sí mismo?

- Sí. Esta va a ser una Aída sufrida y también muy tierna. Muy de adentro. No habrá explosiones vocales. En el dúo con Radamés (tercer acto) el maestro quiso diferenciar mucho esto: a él lo hizo muy sanguíneo y a mí en el otro extremo, retraída en las intenciones, interior, contenida... De hecho, me pidió que algunas frases fueran dichas como entre dientes.

"Ave María" para mañana

- En enero apareció el disco con obras sacras inéditas de Verdi (sello Decca).

- Sí y ya obtuvo un premio. La revista "Gramophone" lo señaló como el disco del mes.

- ¿Lo escuchó?

- Teldec me lo envió y no me pareció tan malo...

- ¿Ni tan bueno?

- No, no es eso. Me parece que es un estupendo disco, que rescata un repertorio desconocido. Lo que pasa es que para mí es difícil escucharme. De verdad. Aunque claro que me escucho más de lo que me puedo ver...

- En ese CD usted canta el tan poco abordado "Ave María" para soprano y orquesta de cuerdas, y la versión de 1869 para "Libera Me".

- Con el "Ave María" me sucedió algo increíble. El día antes de la grabación me llegó por fax la partitura junto con una carta de Chailly en la que decía que le gustaría grabarla ¡mañana...! Y fue lo que mejor resultó, según mi punto de vista. Es una obra muy especial, que se parece mucho al "Ave María", de "Otelo" en cuanto a vocalidad, en cómo está concebida. El "Libera Me" tiene, en cambio, otro carácter, y es un poco más exigente en cuanto a vocalidad".

- ¿Y qué viene ahora en el disco de arias para Teldec?

- Grabamos de todo. Hay que hacer una selección porque nos excedimos en el tiempo de duración de un CD. Hay material para dos. Se grabó "Piangete voi" ("Anna Bolena", de Donizetti); "O quante volte" ("Los Capuletos y los Montescos", de Bellini), "La Wally", "Adriana Lecouvreur", mucho Puccini y Verdi: las dos arias de "La Traviata", "Otello" y "Simón Boccanegra". Yo creo que vamos a sacer algo de Puccini para centrarnos en Verdi, considerando que es su año.

- ¿Y quedó conforme con la grabación?

"En términos generales, sí. Aunque hay algunos momentos a mi juicio un poco lentos".

- ¿Y ese tipo de cosas a qué se debe?

- Lo que sucede es que las grabaciones de hoy son cosa de locos. No hay tiempo para nada. En una ocasión, por ejemplo, tuve que ir a Zürich a estudiar la ópera con Harnoncourt; luego volví a Hamburgo para una función y al día siguiente viajé a Viena para grabar "Ritorna Vincitor". Nada de ensayos ni ninguna cosa.

Ritorna Butterfly

- Usted fue escogida como la mejor "Traviata" de los últimos treinta años, lo que la sitúa en un lugar bastante único entre las cantantes líricas. ¿Qué proyectos tiene en relación con esta ópera?

- En enero hice la "Traviata" número 207 de mi carrera, desde 1994 a la fecha... Ya casi me provoca delirium tremens. La primera fue en Colonia (Alemania) y desde entonces me quedé para siempre con ella. En enero de 2002 la haré en La Scala con el maestro Riccardo Muti, lo que será sin duda una gran fiesta. Es mi última "Traviata" firmada y es probable que sea una de las últimas que cante...

- ¿Está cansada de hacerla?

- No con el papel mismo, que es maravilloso. La verdad es que cantar toda esta cantidad de funciones es algo bastante importante, pero lo principal es que es una ópera en la que muchas cosas tienen que coincidir. Con el tiempo y mi madurez yo he ido consolidando el primer acto, y bien, lo saco adelante con técnica y trabajo. Pero aparte de lo que uno misma pueda dar, para "La Traviata" es indispensable contar con un muy buen director que sea capaz de ayudarte en los momentos cruciales. Es imprescindible tener un complemento en esto. Ese es un lado. Por otro, con tantas "Traviatas" que he hecho ya me las he hecho casi todas y de repente aburre tener que repetir tanto y con un cast que suele no ser tan óptimo, lo que coarta el trabajo escénico.

- ¿Nuevos teatros, más repertorio?

- Acabo de debutar en Londres, un debut bastante pospuesto, con la esclava Liú. Once funciones desde el 19 de febrero pasado. Antes sólo estuve en esta ciudad para la grabación de "Suor Angelica" (EMI). Luego del "Simón Boccanegra" de Chile haré Desdémona ("Otelo"), bajo la dirección de Michel Plasson, en Toulouse. Y después "Don Carlo" (Elisabetta di Valois) en una nueva producción en Viena para la temporada 2004-5 en francés. Esos son dos nuevos grandes títulos. También para Viena preparo Matilde de "Guglielmo Tell" (Rossini). Retomo "Madama Butterfly" en 2003 en Londres con Antonio Pappano, lo que significará una suerte de test desde mi debut en Chile con ese papel en 1990. Ese será mi tercer contrato con el Covent Garden, porque después de Liú haré allí "La Boheme", bajo la dirección de Plácido Domingo.

- Es interesante lo que cuenta de "Madama Butterfly" ya que usted, después de las funciones en Chile y luego de una puesta en escena en Guadalajara resolvió sacarla de repertorio porque era demasiado pesada para sus condiciones. También le sucedió lo mismo cuando, tras verla en Spoletto, Gian Carlo Menotti le propuso hacer "Manon Lescaut" (Puccini) en Roma...

"Para "Butterfly" me hacía falta esperar y creo que en 2003 el momento será el apropiado. La "Manon" de Puccini (la de Massenet ya la ha cantado) es quizás el papel que más me gustaría hacer, pero no es todavía el minuto. En esto del canto hay que ir con cuidado. Por supuesto, uno puede cantar la ópera una vez, pero si todo va bien, inmediatamente los teatros comienzan a invitarte para que lo repitas y ya cuesta más salir de ese tipo de roles. ¡Hasta "Tosca" me han ofrecido! Es probable que cuando tenga 40 años ya pueda empezar a incorporarlos, porque mi voz habrá evolucionado y estará apta para cosas más dramáticas. Para el disco de arias de Teldec grabé "In quelle trine morbide" de "Manon Lescaut", que va bien con mi tipología vocal y con mi momento.

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